La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La más auténtica Sevilla

La historia se hace vida en estas costumbres en las que se muestra, no la única, pero sí la más auténtica Sevilla

A un lado la hermosa e íntima capilla de las Tres Caídas de San Isidoro, tan idónea para el recogimiento, con la Virgen de Loreto en la sobria y clásica perfección de su besamanos. Recuérdese que perfecto, según la Real Academia, es lo que tiene el mayor grado posible de excelencia en su línea. Y que clásico, según esa otra autoridad incontestable que es Rafael el Gallo, es lo que no se puede hacer mejor. Y por ello lo que no debe tocarse más. Como la rosa de Juan Ramón, cuyo famoso "No la toques ya más, que así es la rosa" debería ser el juramento de cumplimiento obligatorio del actualmente desquiciado universo de los priostes. Tras la Virgen de Loreto en besamanos todo el dolor el mundo tomaba cuerpo en el Señor de las Tres Caídas, cuya mano apoyada en la roca es uno de los gritos mudos más conmovedores de nuestra Semana Santa.

Al otro lado, justo enfrente, tras la misa de 12 le retiraban el Chato de la Costanilla a la Virgen de la Salud para que sea más humana su expectación del parto. Los hermanos de la Salud le dieron el Niño al párroco. Con él en las manos rezó el Ángelus componiendo una próxima y sencilla figura de la Iglesia ofreciéndonos a Cristo. Después los niños lo trasladaron a la sacristía donde quedará entronizado y con oración diaria hasta que el día de Navidad sea devuelto, vestido con batón de bautismo, a los brazos de su Madre.

¿Cuántos siglos, no de historia, sino de vida cotidiana de Sevilla cabían entre las dos capillas? La parroquia fue fundación fernandina de 1248 dedicada -porque se dice que allí, en la acrópolis visigoda de Sevilla, nació- a quien, además del hombre más sabio de Occidente, fue obispo de Sevilla en el siglo VI -por eso Fernando III la reconquistó, no la conquistó- y desde entonces ha estado ininterrumpidamente abierta al culto. El Cristo de la Sangre de la capilla de los Maestre es una de las imágenes más antiguas de Sevilla. Y las dos hermandades que allí residen son de los siglos XVI y XVII. La Virgen de la Salud es una talla del XVI y el Señor de las Tres Caídas ha cumplido este año los 35o de su hechura.

Pero basta de fechas porque de lo que se trata es de vida; con muchos siglos a cuestas, sí, pero vida y no solo historia. Vida no de la única, pero sí de la más popular y antigua, y por ello más auténtica, Sevilla. Lo niegue quien lo niegue y le pese a quien le pese. Porque, volviendo al Gallo, hay gente pa .

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