Estoy seguro de que el mero hecho del título habrá hecho rejuvenecer a muchísimos de esos onubenses metidos ya en la plenitud de la madurez de la vida, y les habrán venido recuerdos de todo tipo, seguramente más los anecdóticos que no la dureza de la milicia.

Debo, pues, decirles que el pasado martes se suscitó este recordatorio con motivo de la Exaltación de Huelva y las Fuerzas Armadas que cada año organiza la Subdelegación de Defensa - felicidades a todos los intervinientes y galardonados, así como al entramado jerárquico y de servicios verdaderos artífices del acto - y en el que tuve el honor de participar, como Exaltador, hace tres años. Y es que a la carga de emotividad que encierra en sí misma la convocatoria, se le une el sentido emocional de cada asistente y que bajo la intervención del Exaltador, la música y el cobijo de una enorme bandera de España, acaba generando una emoción global contenida que se magnifica cuando se da la conjunción del recuerdo a los que entregaron su vida en acto de servicio con el arriado de la bandera y el Himno Nacional, en un ambiente de confraternidad patriótica -que no patriotera- y sincera admiración hacia nuestras Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Dicho esto, vuelvo con el Arrojado -nuestro Regimiento de Infantería, Granada 34- que se nos fue casi furtivamente y cuya memoria quedó perpetuada, gracias a la Real Sociedad Colombina, en el Campamento de Viator en Almería, en un monumento con tierra de las instalaciones de Huelva y bajo el lema "…siempre quedará la fiel Infantería", referido, naturalmente, a nuestra ciudad. Y miren por donde, con la visión en el acto del otro día del documental presentado del acto en Viator, en el año 91, vinieron a mi memoria vivencias y recuerdos impregnados de la emotividad hoy reseñada y aumentada por mi propia predisposición, cuando en mi butaca del Gran Teatro, lugar de momentos decisivos y siempre de éxitos en mi trayectoria personal afluían a mi mente circunstancias e incluso coincidencias en mis propias vivencias. Veamos, pues. Huelva y Granada son referentes destacados en mi biografía y en mi familia y curiosamente el Regimiento Granada no fue mi lugar de servicio, pero sí lo fue Viator, lugar donde inicié mi formación en la milicia y quedó perpetuada la memoria del Arrojado, con lo que gracias al vídeo presentado por Jose Mª Segovia se construyó en mi propia sensibilidad un triángulo de sensaciones. La visión de los lugares de instrucción y formación táctica, entre otras cosas, me rejuvenecieron, lo que unido, repito, a la carga sentimental del acto, compusieron toda una sinfonía de sensaciones gratificantes. El lugar, Gran Teatro, la Exaltación, los recuerdos enlazados de Huelva, Granada y Viator, la música, los servidores fallecidos, la Bandera, el Himno y, por fin, el Arrojado -motivo de satisfacción para tantos onubenses- configuraron una mañana para el recuerdo.

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