No tuvo que ser fácil tomar la decisión de tirar para adelante y organizar una nueva edición de la Copa del rey de Tenis con la (perdónenme la expresión) nueva normalidad que nos ha tocado vivir. Organizar cualquier acto con presencia numerosa de público no es fácil. Pero desde aquí, mi felicitación porque no sólo se dio la sensación de seguridad, sino que las medidas exigidas se cumplieron y para ello fue esencial el comportamiento del público. Eso mismo se espera para el próximo fin de semana en la Plaza de Toros de La Merced, que acogerá la feria de este año. Una fiesta singular porque no va emparejada a la de las Colombinas de siempre y porque deberá también adaptarse a las exigencia del guión determinado por el coronavirus. La suerte está echada.

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