félix Sancha Soria

Los archivos como garantes

En la provincia hay una legión de combativos archiveros que conservan, acrecientan y difunden esos torreones del recuerdo Son muchos los retos, sobre todo la revolución digital

Cada cierto tiempo los archivos aparecen en los medios de comunicación como garantes del patrimonio documental y notarios que dan fe de los hechos de la humanidad. En más de una ocasión surgen al socaire de acaloradas polémicas como el famoso traslado de los papeles de Salamanca a Cataluña, el reciente incendio del archivo municipal de Los Palacios (Sevilla) por mano homicida o los documentos que a diario viajan en el carrito de la jueza Alaya sobre los ERE. Claro que detrás de todo ese sensacionalismo hay un mundo tremendamente desconocido e invisible, el trabajo de los archiveros, cuya labor diaria está salpicada de dificultades, pero cargada de grandes dosis de ilusión y responsabilidad.

Algún archivero ha defendido que el archivo es la vida o que en el archivo está la vida, ahí te puedes encontrar desde un registro de nacimientos hasta un expediente laboral. Importa poco el soporte sobre el que se contenga esta información, da igual un expediente en papel, un CD, un DVD, una cinta de cassette o una fotografía. Todos ellos forman parte del esfuerzo que la humanidad hace para conservar su memoria, que como decía aquel anuncio de champú es frágil y quebradiza.

Todos necesitamos en algún momento echar mano de esos templos del guardar y muchas veces no sabemos lo que, con el tiempo, necesitaremos consultar, y si no véase la peregrinación de decenas de personas que día a día siguen acudiendo a los fondos de hospitales o Casas Cunas para comprobar los registros y expedientes de los llamados niños robados.

Son muchos los retos a los que se enfrentan los archiveros, sobre todo cuando una revolución digital está en marcha desde hace décadas y el universo del papel se resiste a ser un recuerdo del pasado. Estos miedos y ansias de conocer se traducen en congresos y jornadas que se realizan por todo el territorio nacional. En octubre en Gerona o Girona, que de las dos formas se puede decir, se va a desarrollar la segunda conferencia anual del Consejo Internacional de Archivos, el cual coincidirá con la IX Conferencia Europea de Archivos, y que versará sobre los Archivos e Industrias Culturales, es decir, se debatirá sobre la potencialidad de la documentación conservada como recurso para la creación y el consumo de cultura entre la ciudadanía.

En la provincia de Huelva hay toda una legión de sufridos y combativos archiveros profesionales que se levantan cada mañana con la idea de conservar, acrecentar y difundir esos torreones del recuerdo. Su trabajo es silencioso, alejado en la mayoría de las ocasiones de los medios de comunicación, pero fundamental para la historia y gestión diaria de sus instituciones.

Uno de los colectivos más significativos son los archiveros municipales donde se pueden distinguir dos tipos, los que trabajan en los archivos de una sola población y los que lo hacen sobre un grupo de ellas. Los primeros suelen coincidir con aquellos municipios más poblados como Huelva, Ayamonte, Isla Cristina, Lepe, Cartaya, Punta Umbría, Moguer, Almonte, Aljaraque, Palos de la Frontera, La Palma del Condado, Aracena o San Bartolomé de la Torre. Nombres como Lola Lazo, María Antonia Moreno, Pedro Romero, Juana Otero, Rafael Méndez, Lola Címbora, Diego Ropero, Juan Matías Ojeda, Israel Borrego, Eduardo García, Juan Castizo, José Ramón Portero o Mari Carmen Torres le ponen rostro convirtiéndose en referentes administrativos y culturales en sus marcos locales.

El plan de organización que llevó a cabo la Diputación Provincial de Huelva allá por las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado fue el instrumento fundamental para la organización, descripción e instalación de todos estos archivos municipales, a excepción de la capital. Aquel exitoso proceso culminó con la instalación de cuatro archiveros en cuatro zonas que comprenden 27 municipios y tres Mancomunidades. En la parte norte tenemos la archivera de la Sierra Occidental, Inmaculada Nieves, que gobierna los archivos de 12 municipios, entre los que podemos citar Aroche, Cortegana, Cumbres Mayores, Jabugo o Almonaster la Real. Más al sur, Paqui Medina se encarga de cuatro archivos municipales de la Mancomunidad Campiña-Andévalo como Valverde del Camino o San Juan del Puerto. En la Mancomunidad del Condado se está llevando actualmente un proceso selectivo para contratar un archivero que afronte los destinos de los archivos de seis poblaciones algunas con tanta solera como Niebla o Rociana del Condado. Finalmente, en el Campo de Tejada, María Ángeles Pastor presta sus servicios en municipios como Paterna del Campo, Escacena del Campo, Villalba del Alcor, Manzanilla o Chucena.

Claro que también hay otros centros archivísticos públicos que trabajan con gran celo, como el Archivo de la Diputación Provincial de Huelva, el Archivo Histórico Provincial, dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a cuya cabeza está Luis Carlos Gómez, o la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía, donde labora Reyes Rodríguez. Finalmente debemos mencionar el esfuerzo que algunas instituciones semipúblicas o privadas realizan al contratar archiveros que custodien su documentación como es el caso de la Autoridad Portuaria de Huelva con Ana Mojarro, el Colegio de Arquitectos con Gabriel Carpintero, el Obispado de Huelva con Macarena Tejero, la Fundación Riotinto con Juan Manuel Pérez o la Hermandad del Rocío de Huelva con Maribel Polo.

Todos ellos forman el universo archivístico de la provincia de Huelva, conforman parte de nuestro patrimonio y afrontan cada día problemas de difícil resolución, pero siempre conservando intacta la ilusión por una profesión fundamental para detectar la huella humana y hacer avanzar la maquinaria de empresas públicas y privadas.

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