Hace exactamente diez años iniciábamos así nuestro Caleidoscopio: "Llevamos unos años que cada vez que comienza el curso surgen las inquietudes, los sobresaltos, las luces y las sombras de un sistema, sea el que sea, que no acaba de consolidarse. De momento la escuela, la docencia en general, sigue siendo noticia y me temo, que lo seguirá siendo por mucho tiempo si las cosas no cambian. Y esto no es bueno porque da a entender que no se rige por la normalidad". Este año no es una excepción. A las prisas, las improvisaciones y las incoherencias de un curso iniciado con la ominosa, dolorosa y amenazadora presencia del coronavirus, que tanta inquietud y polémica ha suscitado entre políticos, docentes y padres, se añade una alucinante o desconcertante decisión, que, dado el talante de la actual Ministra de Educación, - opuesta a la enseñanza concertada aunque sus hijas han ido a un colegio privado - , no caben muchas sorpresas y según la cual, un alumno puede pasar de curso sin límite de asignaturas suspendidas y aprobar el curso. Un Real Decreto Ley por el que se deja esta opción en manos de las comunidades autónomas sin haberlo dialogado o consensuado con ellas.

Aparte de generar desigualdades entre las administraciones regionales en función de lo que decida cada una, el, tema es de tal trascendencia como discutirlo y buscar un criterio común. Pero por encima de tal aberrante decisión estamos ante lo que suele suceder cuando gobiernan partidos de izquierda. Trataron de igualarnos en la economía arruinando nuestro bienestar y poder adquisitivo, en la educación pretenden demoler nuestra enseñanza, aumentar el fracaso escolar y fomentar la ignorancia y la incultura. A ellos les conviene: cuanto peor formado esté el pueblo, más fácil será adoctrinarlo y embaucarlo. Aparte de acabar con el estímulo, el esfuerzo y la, ineludible obligación del alumno de superar el nivel del conocimiento hasta el punto más alto posible, como declaraba en una entrevista en nuestro periódico el pasado, sábado, el historiador y escritor Fernando García de Cortázar, exaltando los valores aportados por nuestros ilustres antecesores en las ciencias, en las artes, en las letras… "que desde comienzos del siglo XX supieron ver que no bastaba con las reformas sociales y la democracia para consolidar la nación española. Había que apoyarse en algo más... Se trataba de cimentar la adhesión sentimental a la nación mediante la historia y el incalculable tesoro de nuestras expresiones culturales, que confirman la existencia de una personalidad más allá de cualquier esfuerzo político por impugnarla, más allá de toda indolencia cívica para preservarlas". Y no duda en invocar a Lope de Vega cuando escribía "¡Oh patria, cuántos hechos, cuántos nombres,/ cuántos sucesos y victorias grandes…/ Pues que tienes quien haga y quien te obliga,/ ¿por qué te falta, España, quien lo diga?". Son tantos y tantos quienes no lo dirán porque lo ignoran… ¿Lo saben los políticos?

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios