La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El anuncio que no debió ser retirado

¿Por qué se ha echado para atrás El Corte Inglés y ha cedido a las presiones de la nueva Inquisición de las redes sociales?

No me parece oportuno ni que el Rey emérito se haya tenido que ir de España, bastaba con abandonar la Zarzuela, ni que El Corte Inglés haya tenido que retirar el anuncio de la vuelta al cole porque pareciera que el niño estaba ahorcado. Estamos cada vez peor. Las redes sociales son la nueva Inquisición donde se busca la quema de alguien cada día. Las fauces de Twitter y Facebook tienen que devorar cada mañana una presa. Los planteamientos ultraconservadores, retorcidos y neopuritanos asfixian la creatividad y, lo que resulta mucho peor, consiguen el objetivo de abatir el objetivo de turno. Los mismos que han vomitado contra este anuncio han callado como ciertas señoras en cuaresma con otro que sí ofrece un mensaje doblemente cuestionable. Me refiero al de la entidad bancaria que desprecia la utilidad de saberse la lista de los reyes godos. En primer lugar se trata de una muestra de ignorancia sobre lo que España debe a la monarquía goda. Y en segundo lugar hay un desprecio muy revelador hacia el valor de la memoria. Saberse esa relación de monarcas siempre ha estado relacionado con el ejercicio de ese músculo invisible que es la memoria, tan denostada por los amantes de la nueva docencia on line, participativa, colaborativa y otras gaitas que se inventan para engañar a padres fantásticos. En España hace tiempo que se confunde la autoridad con el autoritarismo. Y la memoria con la memorieta. El efecto de apostar por una educación eminentemente funcional tiene efectos perversos, porque supone el orillamiento de las Humanidades, la renuncia a la forja de un espíritu crítico, a las capacidades que permiten esbozar con perspectiva un análisis sobre un hecho actual. En definitiva, estamos renunciando a que los alumnos aprendan a pensar para que sólo busquen resultados en una hoja de excel. Poco a poco formamos y consolidamos una sociedad absurda donde se lía por un anuncio que refleja los pies de un colegial, pero pocos son los que han protestado por el anuncio de los reyes godos. Es evidente que quienes manejan los hilos lo han hecho estupendamente. Es la misma España blandita, pueril y previsible que se manifestó por el sacrificio del perrito Excalibur con ocasión de aquella paciente del virus del Ébola. Esta nueva Inquisición ignorante y agresiva ha disfrutado, además, porque la marca El Corte Inglés aparece como un valor tradicional y español. Y todo lo que huela a tradición debe ser laminado. Sigan, sigan cediendo terreno al mar de los verdaderos intolerantes.

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