Gafas de cerca

Tacho Rufino

jirufino@grupojoly.com

El año más raro de nuestra vida

Este que se va es el año más raro de nuestra historia, y sólo los que están aún vivos y conocieron, siendo niños, la Guerra Civil -y su terrible posguerra inmediata- han vivido tiempos de excepción como éstos. Es evidente que comparar una cosa con la otra es un atrevimiento y una trivialización. Pero no creo que entre aquellos años, que van para un siglo, y estos que vivimos peligrosamente haya habido periodos de asombro comparables, salvo los tiempos del plomo etarra -años largos, casi mil muertos inocentes, miles de heridos y lisiados física o emocionalmente-, años de luces de desarrollo y libertad que unos iluminados convirtieron en miedo y violencia sorda y cuerpos mutilados o ajusticiados en un parking ante sus hijos. Lo digo siendo partidario de pasar página hasta de tal cabronada histórica. Porque no tenemos tantas páginas en una sola vida.

No ponderan -entienden- aquella crueldad nihilista de ETA quienes no paran de aludir a Franco y a aquella guerra entre hermanos -dejémoslo en compatriotas-, cuando se han criado en un periodo democrático y de libertades individuales y de prosperidad colectiva que, como la salud, no se valora cuando se tiene. Esa gente incendiaria de púlpito laico que hace bandera, con sus pocos votos y peores perspectivas, del acoso y derribo de la monarquía parlamentaria. Como si ese asunto fuera importante en las casas, más allá de lo dicho: la pose y la estrategia electoral de quienes ven que el pez grande --Sánchez, el Gran Resistente- se comerá al chico -Unidas Podemos- en cuanto haya ocasión y urnas por medio.

En esta vida de encendida superficialidad la verdad importa bien poco. O menos que nunca para quienes, como usted o quien suscribe, se deberían dar con un canto en los dientes por haber vivido su infancia, juventud, madurez y segunda madurez en ese periodo de tiempo común que los nacionalistas extractivos y los narcisos de la izquierda denigran con expresiones como "el Régimen de la Transición". Para colmo, el Rey emérito mete palos en esta candela. Nunca hemos vivido los españoles un crecimiento político, social y económico como el de los últimos 50 años. Y nunca hemos asistido los vivos a un asombro mortífero comparable al ocasionado por una pandemia como la que está en curso. Aunque usted o yo no hayamos tenido en nuestra familia a un muerto por Covid-19, son decenas de miles, ¿es importante que sean los viejos y los débiles de salud quienes fallecen? En la próxima pandemia, otros pediremos pista. Mientras tanto, es sensato vivir con el mayor amor posible a la vida.

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