Al ministro del Interior le han reclamado responsabilidades por el colapso de una autopista a causa de una nevada. Han ido a pedir lo que menos hay en ese Ministerio: responsables. El día 2 de octubre, Cataluña estaba en estado de rebelión, los policías y guardias civiles permanecían atrincherados de modo humillante en barcos y pensiones y en los telediarios internacionales sólo se veían los palos del Estado a unos catalanes que sólo iban a votar. Uno de los responsables de aquello, Juan Ignacio Zoido, prefirió viajar a Sevilla a poner unas cuantas medallas, para estupefacción de su partido. Porque eso sí que lo saben hacer: recordar fallecidos, colocar chapas, abrazar y fotografiarse en las redes tanto como las Campos. Por decirlo de modo fino, éstos, los de Interior, se han equivocado de oficio, ya les pasó en el Ayuntamiento de Sevilla, lo perdieron todo en una sola legislatura. Tiraron hasta la presidencia del PP andaluz. Sirven para ser agradaores, concejales de fiestas mayores, apagar fuegos en Matalascañas y poner el primer tubo de la feria, pero no valen para estar al frente de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. No vieron a los terroristas de Barcelona, no vieron las urnas del referéndum, no vieron los colegios llenos días antes y no vieron la nieve. Y cuando no quieren ver más, se esconden bajo la bandera de la sevillanía.

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