Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
El lunes 6 de febrero voy a librar. Ese día hay pronóstico de buen tiempo en Barcelona, máximas de 15 grados y mínimas 7. Cielos despejados. Y es que el 6 de febrero comienza el juicio oral al expresidente de la Generalitat Artur Mas, así como a las exconsejeras Irene Rigau y Joana Ortega. Y no se le puede ocurrir otra cosa a Meritxell Borràs, la consejera de Gobernación de la Generalitat y máxima responsable del cuerpo de funcionarios autonómicos, que invitar a todos los funcionarios de Cataluña a que libren ese lunes, que se tomen un día de asuntos propios. Y así puedan apoyar a Artur Mas en su martirio. Quiere que acudan a una marcha en defensa de alguien que va a ser juzgado por un delito, pero quiere que los que integren esa marcha sean los funcionarios públicos.
Más de un funcionario va a tomarse el día libre, pero lo va a hacer por el buen tiempo. Acogiéndose al derecho del asunto propio pasearán por Cataluña y tomarán el aperitivo en honor de su ex presidente. Cataluña se parece cada día más a un lugar utópico, sin sentido, sin dignidad y sin vergüenza. Cataluña, o mejor sus gobernantes, están jugando con fuego, con el fuego que arde y quema, con el fuego de la desesperación. Cataluña ha perdido el norte y el este, y las fronteras, y algún día perderá los derechos.
Me sorprenden las argucias legales que los gobernantes catalanes buscan y no encuentran para justificar esta marcha, o para justificar, entre ellos, un referéndum que van a llevar a cabo "sí o sí". No son las palabras de José María del Nido referidas al Sevilla F.C., son las palabras que utilizan los Artur Mas, los Borràs, los Puigdemont, o los Junqueras. Ya ha renunciado Santi Vidal a su escaño en el Senado, recuerden que Vidal fue uno de los redactores de la constitución catalana. Pero eso ahora importa poco o nada. Lo único que importa es que Artur Mas esté acompañado, que se vea rodeado de falsos apoyos para que ellos mismos justifiquen su miseria, su fracaso.
Ustedes me disculparán, pero el día 6 de febrero voy a librar, pero lo voy a hacer no porque me lo diga una tal Meritxell Borràs, sino porque libremente tomaré esa decisión. Y no acudiré a ninguna marcha de apoyo o de protesta, a España le sobran las marchas y le faltan huevos. El día 6 trabajaré el doble, a eso le llamo yo librar, de libre.
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