Volver a la dignidad humana

Si no partimos del respeto a la Dignidad Humana, el resto de exigencias pueden enmascarar privilegios

Mañana celebraremos el septuagésimo segundo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y dadas las circunstancias creo que lo imprescindible este año es mirar al meollo de esa declaración: la Dignidad Humana es la única garante para que se establezca una sociedad de derechos. A veces las campañas y acciones de sensibilización, como las de los Objetivos del Milenio (ODM) y ahora sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), e incluso la defensa de los derechos emergentes, como el de un medioambiente saludable, pueden esconder lo fundamental, que es el "derecho a tener derechos", a ser valorados como sujetos individuales y sociales, a ser persona. No olvidemos que como seres dignos tenemos derecho a la vida, al trabajo, a la libertad, a la educación, a una vivienda digna, e incluso a un medio ambiente sano, pero si no partimos de un inmenso respeto por la Dignidad Humana, el resto de exigencias pueden enmascarar una defensa de privilegios.

En estos últimos años se multiplican peligrosamente los focos de odio, aquellos que agreden al corazón de la humanidad, y ante ellos prolifera una actitud pasiva generalizada, cómplice. Pongo ejemplos cercanos: El gobierno de Polonia, que ya ha sido censurado varias veces por la Comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa por azuzar el odio y la violencia contra el colectivo LGTBI, ahora intenta imponer un acuerdo para los fondos europeos de recuperación que excluyan ese deber esencial de respeto a los derechos humanos. La agrupación política Vox, permitió en su última manifestación en Cataluña que algunos de los asistentes exhibieran saludos fascistas. El gobierno marroquí ha incrementado su presión en las ciudades ocupadas del Sáhara Occidental, sin merecer el reproche de nuestro Estado ni de la Unión Europea.

Este año la ONU nos invita a soñar con una sociedad post pandémica de derechos. Ciertamente es una oportunidad, todo se ha resquebrajado bajo nuestros pies y quizás el sufrimiento nos ayude a recapacitar, pero si no manifestamos de manera directa y prioritaria, sin ambages, que a pesar de la situación económica, de la incertidumbre política, del futuro oscuro y de las pandemias que vendrán, "todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos", no habrá nada que celebrar, ni sociedad nueva que disfrutar, ni sostenibilidad que abrazar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios