Cosas que pasan

Ricardo Castillejo / Rcastillejo@grupojoly.com

Voces del silencio

ALGUNA vez he imaginado un mundo en el que careciéramos de la posibilidad de expresarnos, en el que nuestra voz se silenciara y ni siquiera un pequeño sonido pudiéramos emitir desde nuestra garganta. Observar con muda mirada lo que sucediera a nuestro alrededor y, simplemente, dejarnos llevar. Sería, me parece, un mundo un poco triste.

Por eso, todas las iniciativas que se tomen para alegrar el de quienes, por imposición natural, carecen del regalo de la comunicación, son pocas y bien acogidas. Enrique Cornejo y Mamen Díaz, personas de bien no sólo en Navidad, han decidido, en este sentido, dedicar esta noche los fondos recaudados de la representación de Usted tiene ojos de mujer fatal a beneficio de la Asociación Aleph-tea centrada, precisamente, en labores de integración y cuidados de pequeños que padecen autismo.

Al frente de la compañía, Lara Dibildos me contaba ayer mismo lo feliz que le hacía la solidaria idea, por un lado, y el éxito que está obteniendo con el citado título de Jardiel Poncela, por otro. "Si todo va bien, y esperamos que así sea, tendremos que renovar una segunda temporada en Madrid y también salir de gira".

La actriz celebrará Nochebuena y Nochevieja en casa, mientras que el 25 y el 1, le toca trabajar. "No podré pasarme mucho porque, si no, dime tú con qué cuerpo apareces después por el teatro". Ella, ante todo, es una profesional que se entrega a cada proyecto y que, ahora mismo, sólo piensa en eso, en su familia y, sobre todo, en los dos niños, de nueve años y nueve meses, que tiene. "¿Te ha visto alguna vez el mayor?", curioseo. "En la anterior función, sí, aunque ahora ha sido más consciente". "¿Y manifiesta interés por dedicarse a la interpretación?". "La verdad es que no. Él está todo el día jugando al baloncesto".

Con humor nos felicitamos las fiestas y le manifiesto las ganas que tengo de ir a verla actuar. Lara me anima confesándome que vive un momento espléndido y que, al 2008, "virgencita, virgencita, que me quede como estoy". Dios quiera que su voz sí se escuche.

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