las dos orillas

José Joaquín León

Visitas electoralistas

AL llegar la campaña todo se interpreta en clave electoral. Es lo que ha pasado con la visita de la ministra Ana Mato, acompañada del alcalde Zoido, a Los Pajaritos. Si una ministra no va nunca a un barrio donde se vive como le da vergüenza al alcalde, malo. Y si va, peor. Entonces le preguntan ¿qué hace una pija como tú en un barrio como este?, o le recuerdan que una vez dijo algo de los andaluces. Como si Ana Mato pensara que los andaluces son parecidos a los marcianos. Se da la curiosidad de que esta señora veranea en El Puerto de Santa María y acude bastante por la zona, así que habrá visto andaluces en más ocasiones que en los casos de corrupción de los ERE en el telediario.

Cuando una ministra (o un ministro, por aquello de la igualdad) viene a Sevilla y va a un sitio que está en precario, con los pisos de esas regiones devastadas que son algunos barrios, se le mira con lupa. A ver qué dice o qué hace. Y se piensa que la ministra observa a las vecinas de Los Pajaritos en sus casas y las ve como si fueran ornitorrincos (que es rarísima ave y reptil a la vez, pero tiene el honor de una calle en Sevilla, que no figura en el callejero volátil de ese barrio, sino por Valdezorras). En este caso que comentamos, la visita se ha visto realzada por el cochambroso estado en que se encuentran las viviendas. Y eso no es culpa de la ministra, ni siquiera de este alcalde; en todo caso hubiera sido cosa del anterior, que prefería gastarse los cuartos en grandezas como las setas.

En la calle Flamenco (que es flamenco de los que vuelan, no de cante jondo) dijo Zoido una gran verdad, que se debería apuntar. Eso no tenía arreglo, eso había que derribarlo y hacerlo nuevo. Tal esquema se debería exportar a otras zonas de la ciudad. Y no ya sólo para las viviendas. Así hay que construir ese magnífico aparcamiento subterráneo en la Alameda de Hércules, tan necesario. Y, de paso, cepillarse el mamarracho de la superficie, salvando las columnas. Que el mamarracho esté recién construido no quita para que sea un mamarracho de los que no tiene arreglo, excepto derribarlo y hacerlo de nuevo.

El plan para reedificar las 524 viviendas municipales de Los Pajaritos fue una promesa electoral de Zoido. Puestos a recriminar, se le puede acusar de ser tan electoralista que incluso cumple una promesa. Es una forma de verlo. Otra forma es que será mejor que cumpla lo que dijo, pues así tendrá más credibilidad cuando hable. En todo caso, la ministra se pudo ir a pasar unos días de asueto a su casa de El Puerto, como otras veces, que está cerca de Chipiona, pero no es lo mismo. Tampoco es igual ir a una casa ruinosa de Los Pajaritos profundo que al despacho principal de la Plaza Nueva. Y, si lo haces en campaña, siempre te acusarán de electoralista.

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