Entre dos orillas

Juan A. Romero

jaromero@paginasdelsur.com

Verano de gambitos políticos y ¿otoño electoral?

Toca disfrutar de este tiempo de mágicos atardeceres mientras observamos con fijeza los surcos que dejan en la arena los vaivenes de las olas. En la orilla se ven unos niños jugando. La paleta de color que conforman los celajes de nuestros cielos no debe confundirnos la vista. Esos niños son políticos que juegan y juegan entre ellos en su mátrix, mientras el resto de los mortales sobreviven a toda clase de contratiempos: pandemia, ERTE, recibo de la luz, subida de combustibles, indultos, autodeterminación y hasta a un muchachito ramplón, que emulando a un malaje romancero gaditano, nos larga ufano (salvándose, encima, de la quema del cambio de sillones en Moncloa) la coñeta caletera de que nos abstengamos de comer carne, que el mundo se va a acabá. Tesquiyá.

La política se encamina a su periplo vacacional y lo hace marcada por la incertidumbre de conocer qué ocurrirá a la vuelta del plomizo ferragosto. ¿Todo seguirá igual? Es verosímil que no, a la vista de los gambitos que se vienen ideando en la cocina de las distintas facciones. Moreno Bonilla no puede dejar que Andalucía conozca a su réplica más exacta en versión socialista, Espadas. Y las huestes beduinas de uno y otro bando empiezan a prepararse para una nueva batalla electoral que puede librarse en pleno otoño. Salta a la vista que Ciudadanos va camino de atomizarse. La naranja se desgaja. Solo resta saber si sus correligionarios mutarán el naranja por el azul PP como pergeña el lobo Hervías o si darán un giro copernicano para reconvertirse en seguidores del profeta Espadas. La consejera Ruiz se irá y falta conocer qué singladura tomarán Julio Díaz y María Ponce, si derecha o izquierda.

En clave onubense, el grupo socialista habrá de restañar la hemorragia de la corná devenida de las primarias, que fue directa a la femoral del partido, rompiendo todos sus vasos comunicantes. Una tarea que no será fácil puesto que los susanistas han perdido no solo el poder sino hasta el sustento, y solo la lideresa huirá al Senado. Veremos a la vuelta de verano si Gabi pugnará con María Márquez por la secretaría general del partido y qué papel jugará en ello María Eugenia Limón. No descarten que si Espadas alcanza el poder andaluz se lleve consigo a Cruz, el ungido como sucesor popular de Perico.

Y mientras, en el PP, tenemos a la primera dama portuaria postulándose a la alcaldía con el plácet de Bendodo, piloto de la nao pepera desde San Telmo. Los azules esperan el retorno de su hijo pródigo Willy Longoria, empeñado este en ayudar a Juani Carrillo a optar como candidata. Pero en la meseta central, desde la quinta planta de Génova, se anhelan otras alternativas.

Tras el verano se disiparán estas dudas. Habremos de estar atentos a esos gambitos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios