Verano cultural

Debemos saber trasladar a los espectadores con comodidad de ida y vuelta a sus respectivas playas

El verano último, que ya va entrando en la historia de los recuerdos, ha tenido connotaciones muy variables. Algunas de ellas, las culturales, han sido muy notables, con actos de gran relieve en sus distintos matices históricos, musicales, culturales, académicos y teatrales.

Durante muchos años nos hemos estado quejando de la falta de atractivos en nuestras playas y en la capital que animaran la estancia de los que nos visitan y a nosotros mismos. Las cosas están variando. Menos mal. Si bien es verdad que no hemos conseguido algo muy importante para el desarrollo turístico, como es el traslado de público de una localidad a otra en la costa para presenciar los espectáculos que se organizan en distintos puntos de ella, al menos tenemos la suerte de que ya son muchos los municipios donde se celebran eventos, más o menos importantes, que dan otro aire divertido al ocio de la estación estival.

Hay playas importantes que todavía están muy atrasadas en suscitar gran expectación en su programa veraniego. Y esto es algo que debe ya romperse en esa inercia que resta atractivos a un turismo que desea algo mas que sol y mar.

Quien ha sabido encauzar este deseo ha sido nuestra capital, con la programación veraniega del Gran Teatro, dirigida por Elena Tobar. Poco a poco se van reuniendo una serie de eventos que atraen, al menos por su variedad. Esta año, el escenario del Gran Teatro ha sido eje de una serie de representaciones que bastantes ocasiones llenaron el aforo de nuestro bello coliseo.

Alguien pensará que el veraneante es reacio a desplazarse de la rutina del descanso diario. Si esto es en parte cierto es por la falta de motivación, por lo mal que están en la provincia las comunicaciones regulares en horarios entre muchas de sus poblaciones.

De todo hay un poco, pero sobre todo por la falta de grandes eventos, de los que yo salvo a Ayamonte, Niebla, Huelva y poco más. Ahora lo que debemos es saber trasladar a los espectadores con comodidad de ida y vuelta a sus respectivas playas de veraneo.

Este año hemos notado más atractivos los fines de semana en algún club, como el de Punta Umbría, donde no faltaron agradables fiestas. La promoción privada es necesaria, pero más el aumentar la pública.

La nueva moda de la resurrección del cine de verano al aire libre, ha sido magnífica. Es un camino que no debe perderse: más cine, con más atractivos.

El verano cultural es primordial e insustituible.

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