Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Vente 'pa' España Michael Bates

La decisión de dimitir por llegar dos minutos tarde honra a quien la presenta, a la institución y a su país

Cuando alguien tan insoportable, un pozo sin fondo de obviedades y frases que no se le han ocurrido a ella con una voz es portavoz parlamentaria del principal partido de la oposición; cuando alguien se convierte en portavoz del partido del Gobierno, adalid del mocasín aburrido y campeón olímpico en capacidad de meter la pata más rápida y eficazmente, no importa el tema de que se trate; cuando alguien que prometía originalidad y frescura se ha hecho honorable únicamente de su apellido en minúscula; cuando alguien como un gallego que jamás debió dejar de haber sido registrador de la propiedad ha llegado a presidente del Gobierno, o cuando el país al que todos miramos como ejemplo es capaz de elegir a un auténtico idiota de presidente y más aún, la mayoría de los que lo hicieron todavía lo defiende, la intervención en la Cámara de los Lores de Michael Bates, barón de Su Majestad, presentando su dimisión por haber llegado dos minutos tarde, debería ser de obligado visionado para todos los anteriores. Todavía mejor que lo que hizo, fue lo que dijo y se autoinculpó de falta de respeto a una compañera de la cámara que le había hecho una pregunta que, por su leve tardanza, no llegó a escuchar; dijo sentirse avergonzado, se puso los papeles bajo el brazo y abandonó la sala. Dejando a un lado que su gesto sonó más a postureo que a otra cosa y que nadie pensó que su dimisión iba a ser aceptada, pero fue sincero y lo hizo.

Lo único que quiero pedirle a la Primera Ministra, es que haga el favor de aceptar su dimisión o que, al menos, nos diga cuánto es la cláusula de rescisión de este hombre. De todo lo que he escuchado desde la irrupción de los nuevos que iban a cambiar todo esto antes de que se convirtieran en algo peor que lo que pretendían sustituir, desde que el noreste de España se convirtiera en el nuevo centro de todos nuestros movimientos y que durante décadas nadie haya sido capaz de ofrecer una alternativa viable y fiable al sigaustécomohastaahora, el fichaje en el mercado de invierno del barón Bates me parece la única solución plausible. Cierto es que los ingleses son engreídos hasta exagerar, se creen el centro del universo a pesar de que todo el mundo sabe que está en Bilbao, comen fatal aunque beben de lujo y su sentido del humor es cargante después de tres horas hablando de lo mismo, pero me declaro fan a perpetuidad del gran Bates. ¡Véngase para aquí, hombre!

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