la esquina

José Aguilar

¡Vaya semanita!

LA semana que entra es de las que hacen época. Por lo que va a pasar en Andalucía, por las consecuencias de lo que pase en Andalucía, por la huelga general, por las consecuencias de la huelga general, por los Presupuestos del Estado que va a aprobar el Gobierno y por las consecuencias de los presupuestos en la vida cotidiana de los españoles. Casi nada.

La semana previa a la de Pasión no empieza el lunes, sino el domingo, el 25-M. Una fecha para recordar en el futuro. El resultado de las elecciones andaluzas va a determinar si el PP redondea su extraordinaria acumulación de poder, la mayor conocida en la España democrática (Asturias será una anécdota), o si Andalucía se le sigue resistiendo, como ocurre desde hace treinta años, convertida en el último baluarte del PSOE. Un islote de socialdemocracia defensiva frente al rampante modelo neoliberal de los populares.

Se verá si pesa más en el voto de los andaluces el hartazgo de tres décadas de monopolio del mismo partido, el paro como símbolo superior de que el PSOE ha hecho progresar a Andalucía pero ha fracasado en sacarla de la cola del país, el escándalo de los ERE y la oleada de la opinión pública a favor de un retroceso socialista en todos los ámbitos, o la subida de impuestos, la reforma laboral, los recortes ya decididos por el Gobierno y los que vendrán y el miedo a perder prestaciones sociales básicas. Si el electorado tradicional del PSOE lo estima ya suficientemente castigado con las municipales y las generales y se acoge a la tesis del mal menor o si respalda en masa la frase más escuchada en los últimos meses: que se vayan. Si Arenas logra la mayoría absoluta que ya toca con las manos o Griñán puede ayudarse de IU para continuar gobernando.

De la solución, por los votantes, de estos dilemas depende el futuro inmediato del partido con más solera de España. Será muy distinto el PSOE de Rubalcaba con una victoria andaluza que con una derrota. Y no digamos el PSOE andaluz: una pérdida estrepitosa del poder significaría un congreso de ajuste de cuentas que se llevaría por delante el liderazgo de Griñán (a la vez, presidente federal del PSOE por necesidades del guión, del guión de no hacerle pagar su apuesta por Chacón en vísperas de sus propias elecciones).

La columna es corta y aún falta el desarrollo de lo principal. Resumen de lo otro que está en juego esta semana: si la huelga general del jueves triunfa, Rajoy sufrirá su primer revés social, a tres meses de formar gobierno, y si fracasa son los sindicatos los definitivamente cuestionados. Y los presupuestos del ajuste y la penuria, que conoceremos el viernes, significarán algo muy diferente según quién gane en Andalucía y quién triunfe en la huelga. ¡Vaya semanita!

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