Vamos al turrón

La infumable Capitalidad ha mantenido su habitual vacío y los congresos se han quedado esperando

Dos mil diecisiete iba a ser el gran año en el que éste recóndito lugar alcanzara ese ansiado escalón donde poder subir cuatro peldaños en vez de mantenernos en ese eterno paroxismo económico, minimalismo cultureta, gambeteo turístico y raquitismo social. Hechos probados.

Los titis del tinglao, diseñaron 12 meses de vinos y rosas con la Capitalidad Gastronómica por montera y la celebración de los actos conmemorativos del 125 aniversario del Descubrimiento de América y, dicho y hecho, Huelva, como usted puede ver, ha conseguido traspasar todas las expectativas propuestas, situándose al frente de la gastronomía, el turismo, la historia y el inacabable anonimato. Según cuentan, repito.

Al fin, salimos del pozo, recuperando una gran parte del destino que se nos ha negado durante décadas, hasta tal punto que hoy somos referente a seguir por otras nacionalidades, regiones y pedanías, de tal guisa que hasta los grandes chefs del mundo han seguido con suma admiración los novedosos maridajes que se han llevado a cabo en nuestros fogones, cuya rentabilidad atrayente no ha pasado de ser una anécdota en el panorama nacional y de igual forma, dicen, nos hemos adentrado en las raíces indianas, colonizadoras, cartográficas, mestizas... hasta tal punto que los ojos del planeta han estado pendientes de los acontecimientos expuestos en la investigación de las exploraciones y conquistas, la confluencia entre lenguas y razas y la receptación de especias, flora, fauna e influencias artísticas, entre dos Mundos, superando cualquier expectativa al respecto. Versión oficial.

Siendo el más bobo de los bobos, aquí lo que se ha hecho es darle al marketing local para envolvernos en un delirio de grandes naderías, mentecateces y baratijas, sin que se hayan "puesto en valor" los recursos autóctonos, y así nos encontramos, una vez más, con un tiempo de onubensismo hueco, sin visos de superar la última estación que nos condena al ostracismo y el olvido.

He esperado un año entero y siento que la exclaustración y la ceguera siguen su curso. La infumable Capitalidad ha mantenido su habitual vacío y los grandes congresos se han quedado esperando que Huelva sea algún día foco central de la fruticultura, la industria cárnica, los crustáceos, la micología o la historicidad. Otro año que se aleja el turrón. Duro y blando. Seguimos donde estábamos, eso sí, con Capitalidad y Centenario. Buen coñac.

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