Verdaderamente nos gustaría que la aseveración presidencial de que "vamos mejor" fuera real y cierta. La cuestión, sin embargo, es que el crédito sobre la opinión del Presidente sobre las cuestiones políticas, no solo está bajo mínimos sino que está al límite de su amortización. Ello, es así, porque su trayectoria de comunicación, aparte de lo que tiene de mera propaganda, va demostrando que una afirmación de hoy resulta ser la negación de mañana y, en consecuencia, la contradicción de pasado y la ausencia de ejecución futura, salvo que se corresponda con alguno de sus "particulares" preceptos ideológicos o su mero interés personal.

Por otre parte, y como continuidad de la pérdida de credibilidad, están la evidencia de los hechos y la realidad de los datos. No puede ser creíble porque el deterioro general de la situación de bienestar social es patente y no hay más que ver los cambios producidos en lo que llevamos de Legislatura, de la mano del Gobierno de Coalición que preside.

Resulta notoria, aún con los meses de ausencia de control parlamentario del Gobierno, consecuente a la pandemia, sin entrar en el análisis del por qué, aunque ya expuesto por el TC, la fractura social agudizada en los últimos días y la polarización ideológica inducida por las exigencias de sus socios y compañeros de viaje. De manera, que estamos comprobando como se están tomando decisiones superadoras de la aplicación de la Ley y sentencias judiciales en función de intereses ideológicos, sean políticos, de género, económicos, … y sería prolijo hacer un relato de ejemplos o de blanqueamientos a colectivos o personajes concretos.

La certeza de las evidencias así nos van llevando a dudar del "vamos mejor" presidencial. Miremos al desmesurado crecimiento del coste de la luz, los combustibles, el IPC en general el proyecto de cuota circulatoria en autovías, las quejas de agricultores y ganaderos, trabajadores del metal… la inaceptable formulación de la Ley de Salud Mental, las contradicciones del ex Presidente, hoy Ministro de Seguridad Social, respecto a la política de Pensiones, dependientes del cargo ostentado en cada momento, la indefensión en la que pueden quedar las Fuerzas de Seguridad del Estado con el nuevo proyecto de Ley de Seguridad Ciudadana… y como colofón, la disminución de las previsiones de crecimiento junto con el aumento del gasto por tanto, más déficit y deuda pública.

Por fin y prueba de que no vamos mejor, es la recurrencia al comodín para camuflar lo negativo de la realidad, a día de hoy, tal cual es la Ley de Memoria ¿Democrática? que retrata como retrógrado al pretendido progresismo instalado en el rencor, la depredación de la historia vale para justificar la confrontación social de un pasado que se supero en la Transición para construir un futuro solidario y de convivencia en paz y concordia. Mientras no corrijamos estas circunstancias, es difícil aceptar que "vamos mejor".

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