Vacunarse contra el olvido

No se ha conseguido la anunciada alianza para una vacunación universal

Estamos deseando acabar este año 2020, y si pudiéramos borrarlo de un plumazo lo haríamos hoy mismo. Las vacunas han abierto un horizonte epidemiológico razonablemente más seguro, en el que abrazarnos y disfrutarnos parece que será posible, y eso no tiene precio. Sin embargo, la vacunación también ha abierto la puerta del olvido, y ya se precipitan los mensajes de nuestros representantes públicos hablando de "volver definitivamente a la normalidad", o lo que es equivalente, olvidar nueve meses de angustiosa existencia lo antes posible. Las más de 50.000 personas fallecidas oficialmente por sufrir Covid-19 este año solo en España, muchas más si sumamos a las víctimas sin diagnóstico, no se merecen un olvido precipitado, sino más bien mirar de frente a las causas de su sufrimiento y construir una sociedad post pandémica mejor, contaminada por primera vez de memoria y no de olvido.

El primer síntoma de que la vacuna de Pfizer o Moderna han iniciado el proceso de amnesia general es su propia adquisición y distribución. Según Intermón Oxfam miles de millones de personas en todo el mundo no recibirán este año vacuna alguna contra la Covid-19. Los países ricos se han apresurado a acaparar las vacunas que se fabriquen en los próximos meses, llegando la avaricia al extremo de que países como Canadá se hayan asegurado almacenar un número de vacunas para cinco veces su población. Esta ansia por vacunar a sus paisanos primero, al estilo Trump de América First, esconde el patrón de privilegios habitual y condenará a los países más pobres a una crisis económica eterna. No se ha conseguido la anunciada alianza para una vacunación universal, al menos por ahora, y aunque parece que la vacuna China una vez se desarrolle será accesible para países empobrecidos, a nadie se le escapa que el gobierno de Xi Jinping no da puntada sin hilo y a cambio conseguirá privilegios de explotación territorial, otra forma de colonialismo más.

Solo la presión social frenará este primer episodio de pérdida colectiva de memoria, exigiendo un acuerdo real para un acceso a la vacunación realmente universal, basado en lo primero que aprendimos de esta lacra, que en un mundo hiperconectado "o nos salvamos todos o no se salva nadie". No nos esforcemos en olvidar, más bien en construir una sociedad resiliente, con empatía y mucha memoria.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios