El primer día de vacaciones escolares, tan temido siempre por las familias puesto que deben organizar el ocio de sus hijos, ha pasado a ser uno de los más celebrados, sobre todo por ese 85% de madres que han dedicado su tiempo a ayudar a sus hijos en los trabajos de enseñanza virtual. Pasado el confinamiento y con las fases de la desescalada prácticamente terminadas, la promesa de descanso de las mamás contrasta fuertemente con los quebraderos de cabeza de la ministra de Educación. Los consejeros de las diferentes Comunidades, en cambio, lo tienen muy fácil: los socialistas lo que diga Celaá y los demás, justo lo contrario (así reflexionan los líderes políticos).

Dado que en el pulso sostenido entre la economía y la salud, venció la primera, con una inusual rapidez se organizaron los protocolos para el funcionamiento de los bares, comercios o grandes superficies. Como ha ocurrido casi paralelamente a la finalización del presente (e inolvidable) curso escolar, debe ser esta la razón por la cual, en el momento de organizar el centro educativo para el próximo curso, se plantea únicamente como si de una tienda se tratase: la distancia social de 1.5m; el aforo máximo, las medidas de desinfección… Error.

Organizar un centro educativo no es lo mismo que organizar un restaurante, no consiste solamente en medir distancias o llevar mascarillas. La organización del centro es una tarea compleja, con muchas variables directamente relacionadas con la educación del alumnado. Se trata de la protección de los escolares, pero también de su bienestar cuando deban comunicarse entre sí. Se trata de tomarse en serio las posibilidades de socialización que se les propiciará en los diferentes espacios. La escuela no es solamente un espacio físico, sino que todos ellos contribuyen a dinamizar el aprendizaje (individual y social). Si la tarea de educar es demasiado complicada y exigente siempre, da vértigo pensar en cómo planificarla en el entorno actual. Es preocupante que, desde el Ministerio, solamente se cuestione el debido uso de los espacios, cuando el elemento más trascendente en la educación es el profesorado.

El "Aquí no pasa ná, todo el mundo al colegio" del presidente de Andalucía es una temeridad. La solución menos dañina radica en el establecimiento de turnos de mañana y tarde (el utilizado cuando hay obras en el centro), junto con la combinación de enseñanza presencial con virtual. Cuando no es posible una solución ideal, se elige la mejor de las posibles.

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