La otra orilla

Víctor rodríguez

VIOLENCIA GRÁFICA

Mañana lunes, 30 de enero, se celebra el día de la paz, paradójicamente en el aniversario que conmemora la muerte violenta de Gandhi. Sería fácil recordarnos la necesidad que los seres humanos tenemos de trabajar por esa paz, entre nosotros mismos y con el planeta. Podría hablar de la invasión de Ucrania, del rearme mundial que esta guerra está suponiendo para la mayoría de los gobiernos, de los otros conflictos olvidados del mundo, del enorme negocio que hay detrás y, sobre todo, del sufrimiento que conlleva. Pero muchas veces proyectamos esos anhelos de paz en territorios lejanos o en los organismos internacionales y nos olvidamos de las posibilidades concretas que cualquiera de nosotros tenemos de trabajar por esa paz, en nuestra vida o en nuestros barrios. Ahí va un ejemplo.

Los niños y niñas del colegio de la Hispanidad, junto con profesorado, familias y asociación de vecinos, van a llevar a cabo una iniciativa de eliminación de la denominada "violencia gráfica" en los alrededores del centro, en el barrio de su mismo nombre. Por violencia gráfica se entiende todo tipo de pintadas ofensivas, amenazantes o que denigran la dignidad de la persona. Hoy en día, que las pantallas lo invaden todo, la existencia de paredes llenos de mensajes de odio me sigue generando desasosiego, será por la cercanía, será porque alrededor de nuestras casas aspiramos a alcanzar un espacio de tranquilidad y cuidado, sobre todo cuando hay niños.

Quien se atreve a agredir a otra persona con palabras insultantes, está cruzando un límite que puede tener consecuencias terribles en la vida del aludido, sobre todo en la adolescencia. El acoso es una manera oscura de violencia, que pretende ofender de forma más duradera que la agresión física, amparada en el anonimato del espray y la nocturnidad, por eso es admirable la iniciativa del colegio Hispanidad, defendiendo el barrio y respetándolo como lugar de convivencia donde, desde la diversidad, todos quepan. Para que no se quede en una acción meramente simbólica sería conveniente que el Ayuntamiento se diera por aludido y se tomase en serio el borrado de pintadas lo más rápido posible, además de asumir todos el compromiso de respeto a los espacios públicos de convivencia, como proyección de una sociedad que protege, cuida e integra a sus miembros, como forma concreta de trabajar también por la paz.

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