Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

VCP

EL infiltrado en el aparato de propaganda de José Luis Rodríguez Zapatero -el mismo que lanzó para contento y uso exclusivo de sus detractores las iniciales ZP y más tarde la incierta campaña de la Z- ha vuelto a hacer de las suyas. En esta ocasión ha promovido una campaña para transformar a los simpatizantes socialistas en VCP. No, no en VZP, como sería más lógico, sino VCP, unas iniciales que, por sí mismas, sólo sirven para animar una sopa de letras. ¿Qué son las células VCP? Según se lee en la nueva web de Rodríguez Zapatero (www.lamiradapositiva.es), un VCP es un "Voluntario CiberProgresista" cuya misión consiste en predicar la doctrina socialista a través del ordenador. Los pasos a seguir viene descritos en una guía.

Para llegar a ser un VCP el aspirante está obligado a tener una relación de correos electrónicos de amistades nunca inferior a diez. Los más propicios a ser influenciados por la prédica son los indecisos y adictos. "¡Importante! No incluir a personas reconocidas como contrarias. Podrían entenderlo como una agresión a sus ideas", reza la guía. Es decir, predicar solo en tierra fértil. El tono, por supuesto, será positivo, "más encaminado a convencer que a contribuir al incremento de la crispación". Una vez recibido el título de VCP es menester ponerse en marcha de inmediato. Una de las misiones del VCP es intervenir en todos los foros y chats que se pongan a tiro y, sobre todo, en páginas con encuestas. El VCP adquiere el compromiso de votar en todos los sondeos políticos -¡con lo ancho que es el ciberespacio- que encuentre a su paso, una actividad que dice mucho sobre la fiabilidad de semejantes exploraciones.

Así pues, si algún conocido le envía un panegírico sobre Zapatero sin venir a cuento, no lo dude, ha topado con un VCP. Pero la meta, para qué llevarnos a engaño, es difícil. Por uno de esos misterios insondables el uso de la red como aparato de propaganda ideológico está en manos no ya de la derecha, sino de la ultraderecha. Basta con darse un paseo por los foros de las ediciones digitales de los medios informativos, incluso de aquellos más entregados a la causa socialista, para topar con los propagandistas más rancios, incontinentes y maleducados que quepa imaginar. Incluso hay decenas de páginas organizadas como aparatos de propaganda capaces de generar casi doscientos correos con contenidos ultramontanos por visitante.

¿Y el resto de la izquierda? Discreta, muy discreta, e incluso torpe. Una perla. Un militante de Izquierda Unida ha emprendido una justa campaña contra el historiador revisionista Pío Moa bajo el lamentabilísimo pareado "sé buen tío / y denuncia a Pío". No hay esperanza. "No seas maleta / y denuncia al poeta".

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