Triste y sola

Hay que reinventarse para que la Universidad sea innovadora y competitiva. Un reto imaginativo

Acudo al primer debate que sobre el análisis de nuestra Universidad abordan María Antonia Peña y Juan José García Machado, con la ausencia del actual rector, a las 17:30 en la sala de actos de la FOE, con un "levante flamígero" y sin aire acondicionado.

Escucho atentamente las posiciones de ambos cátedros y tras breve reflexión concluyo que desde los ochenta hasta hoy, hemos perdido la oportunidad de diseñar un modelo de Universidad adaptado a los retos de la globalización.

Digo esto porque estimo que desde nuestra identidad, recursos y diversidad, no hemos sabido definir qué papel debiéramos ofertar a los universitarios del futuro.

La ampulosidad ha generado una catarsis. Hemos creado un sinnúmero de facultades que no alcanzan la altura de otras mejor dotadas, actualizadas y especializadas, lo que unido a una situación económica marginal, nos sitúa en la maldita cola de las universidades españolas y andaluzas.

Y aquí planteo lo que es vox populi, ¿por qué no aprovechar los recursos endógenos? Dicho de otra manera, ¿por qué no competir con nuestras propias armas a otros centros mejor estructurados, reconocidos y experimentados? ¿Por qué no ponderar el verdadero impacto de nuestra riqueza diferenciada? ¿Por qué no fomentar un proceso acorde con una oferta atractiva?

Resulta que entre las mejores 50 Universidades españolas no aparece Huelva, ni tampoco aparece entre las más eficientes en grados, incluidas todas las titulaciones técnicas y humanísticas.

Dada la situación, podría pensarse en condensar las generalistas y apostar por aquellas que potencialmente interactivas: Ciencias del Mar, Medicina, Ciencia y Tecnología de los Alimentos, Ciencias Audiovisuales y Periodismo. Economía Digital. Telecomunicaciones. Veterinaria Marketing Hostelería y Turismo Internacional...

Se expone que los ingresos por investigación y patentes son minimalistas y que el déficit acumulado por la Junta ha impedido un mayor desarrollo, ya que por otros cauces las partidas provinientes de patrocinios no eran significativas.

Es evidente una urgente transformación de la comunidad educativa, adaptada a los nuevos tiempos y en permanente búsqueda de la excelencia.

Hay que reinventarse para que la Universidad sea innovadora y competitiva. Un reto imaginativo y a la vez pragmático. Y aquí me declaro peñista.

Dejemos de llorar para alegrarnos (gaudeamus igitur).

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios