Con este título, que parodiaba un tanto el de Trenes rigurosamente vigilados (1966), de Jiri Menzel, una película checa ganadora del Oscar al mejor film de lengua no inglesa, considerada uno de los cien mejores títulos de la historia del cine, firmaba yo esta columna publicada exactamente el 25 de febrero de 2008. ¡Hace nueve años! Todo cuanto escribía entonces puedo transcribirlo por el rigor de una evidencia que venimos sufriendo los onubenses desde hace años y parece que, por el momento, sin remedio. Por aquellas fechas los lectores de Huelva Información pudieron leer en sus páginas que "El 60% de los trenes de la línea Huelva-Sevilla son de desecho". Una denuncia que hacía pública el sindicato UGT revelando lo que cualquier viajero venía comprobando desde hacía tiempo y nosotros habíamos manifestado aquí en numerosas ocasiones: el "abandono progresivo" con trenes viejos e incómodos que sufrían constantes averías cuando no como ahora se producían deficiencias en las conexiones ferroviarias.

Como se ve y dado el tiempo transcurrido, y ya entonces los problemas venían de antes, las cosas no han cambiado y los recientes retrasos por avería de 6 trenes con origen o destino Huelva que afectaron a 808 usuarios entre los días 10 y 16 de este mes (3 nuevos retrasos el sábado pasado) han causado la indignación de los onubenses, que consideran la situación insoportable y degradante para la capital. Así seguimos hablando hasta la saciedad de trenes de alta velocidad, incluso de esa entelequia en que se ha convertido la llegada del AVE a Huelva, Dios sabe para cuando, aunque algunos se empeñen en aventurar fechas cuando esas promesas coinciden con las elecciones, aquí en esta provincia hemos de lamentarnos de estos despropósitos, propios del tercer mundo. Pero no sólo en los viajes a Sevilla y viceversa sino también en la penosa línea de Zafra, donde, además de convoyes lentos y anticuados, podemos pararnos en estaciones y apeaderos en tierra de nadie, que nos dejan en desolados parajes alejados de núcleos poblacionales.

Si excesivos en su duración y exasperantes resultan esos viajes a Zafra, Sevilla o Madrid, es justa, aunque sólo se quede a veces en discusiones políticas y simples denuncias de algunos de los usuarios que manifiestan su indignación en las redes sociales, la reclamación de inversiones que en materia ferroviaria Huelva necesita. La nueva y flamante estación puede cambiar el ordenamiento de la ciudad y lograr que su entorno sea más atractivo para los ciudadanos, como aventuraba un experto hace unos días. De poco sirve si las infraestructuras para la circulación de los trenes no son las adecuadas. La imagen que la Administración de Infraestructuras Ferroviarias ofrece a Huelva sigue siendo deplorable.

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