El 26 de noviembre de 2007 titulaba esta columna Trenes de desecho. Me hacía eco de una denuncia de UGT según la cual los trenes de Huelva a Sevilla o viceversa "son de modelo antiguo… más lentos o incómodos de lo que correspondería a un servicio entre dos provincias y llegan a retrasarse hasta 50 minutos". El 25 de febrero del año siguiente volvía sobre el tema parodiando el título de la película checa Trenes rigurosamente vigilados (1966), de Jiri Menzel, ganadora del Oscar al mejor film en lengua no inglesa, considerada uno de los mejores títulos de la historia del cine. Lo tomaba yo entonces por el rigor de una evidencia que veníamos sufriendo los onubenses desde hacía años y parecía que, por el momento, sin remedio. Pudieron leerlo en las páginas de nuestro periódico días antes de aquellas fechas: "El 60% de los trenes de la línea Huelva-Sevilla son de desecho". Una denuncia que hacía pública el sindicato UGT revelando lo que cualquier viajero venía comprobando desde hacía tiempo y nosotros habíamos manifestado aquí en numerosas ocasiones: el "abandono progresivo" con trenes viejos e incómodos que sufrían constantes averías.

Han pasado ¡once años! y cuando tanto hablan unos y otros de trenes de alta velocidad todo sigue igual o peor. No hay más que remitirse a la noticia que se producía el día 13, cuando una nueva avería en el tren Alvia que cubría el trayecto Madrid-Huelva provocó que los 165 pasajeros que viajaban en él tuvieran que trasbordar a la altura de Urda, en la provincia de Toledo, a otro vehículo retrasándose más de tres horas su llegada a nuestra ciudad sobre el horario previsto. Un incidente más que viene siendo habitual en esta línea, lo que hace que sus usuarios nunca puedan estar seguros de llegar a tiempo a su destino y tengan que sufrir en diversas ocasiones estos trasbordos que demoran y complican sus viajes hasta un límite imprevisible. Las imágenes que pudimos ver en nuestro periódico de los pasajeros saliendo apresuradamente de un tren en llamas y después en larga espera maleta en mano en la estación, son bochornosas, patéticas y lamentables y de ninguna manera pueden volver a repetirse.

En esta indignante situación para las comunicaciones ferroviarias con Huelva, hablar de alta velocidad parece un vergonzoso sarcasmo. Si exigible es que los políticos, todos los políticos, demanden de las más altas instancias, regidas por sus propios compañeros de partido, unos servicios ferroviarios dignos y eficientes, lo es también para los empresarios onubenses, tan diligentes en compartir fotos y festejos con ellos en lugar de exigirles seria y rígidamente el cumplimiento de sus responsabilidades ante unos ciudadanos que sufren tan impresentables humillaciones. Para que Huelva deje de ser "la gran olvidada" como se ha dicho tantas veces y se ha repetido en este caso.

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