Trenes del XIX

El accidente de Arahal ha dejado en evidencia un servicio ferroviario regional deficiente y antiguo

El accidente del miércoles en Arahal del tren Málaga-Sevilla, con 37 heridos, ha dejado en evidencia un servicio deficiente y unas líneas antiguas. Hace dos semanas varios miles de extremeños llenaron la Plaza de España de Madrid para protestar por las infraestructuras ferroviarias del siglo XIX que tienen en su región. Bien podría Andalucía imitar la fórmula con parecidas razones. Es verdad que la alta velocidad llega a Córdoba, Sevilla y Málaga y ¡algún día! alcanzará Granada, pero también es cierta una crítica recurrente de Izquierda Unida: el deterioro de los trayectos de cercanías y media distancia en Andalucía ha quedado oculto bajo el esplendor de la alta velocidad.

La línea convencional de Málaga a Sevilla es un trazado de hace 150 años. En la actualidad el material móvil y fijo en uso deja mucho que desear. Por este trayecto de vía sin desdoblar circulan trenes que llegan a su destino sistemáticamente con retraso. Las averías provocan que en ocasiones el tren salga de Málaga casi a la hora en la que debería estar llegando a Sevilla.

Pero el problema no sólo está en esa línea. Desde que el PP llegó al poder ha sido ridícula la inversión en la única salida ferroviaria del primer puerto de España, que va de Algeciras a Ronda. Este trazado montañoso se inauguró en los años 90 del XIX. Mientras, la presión catalana ha hecho al Gobierno comprometer miles de millones de inversiones en el Corredor Mediterráneo. Un corredor que hará la competencia a Algeciras cuando enlace con Barcelona, Valencia o Cartagena. Y tardará décadas en venir a Almería. Por cierto, que la vía convencional de Almería a Granada es también de finales del XIX. Cuando en los debates parlamentarios Susana Díaz saca la lista de agravios ferroviarios en Andalucía, Almería, Granada, Algeciras… Moreno Bonilla ni rechista.

Pero las culpas están repartidas. Se da la circunstancia de que José Blanco, cuando el PSOE ya había perdido las elecciones del 2011, antes de abandonar el Ministerio de Fomento presentó un plan de infraestructuras ferroviarias de fantasía, en el que habían pintado unas vías azules de alta velocidad desde Algeciras a Ronda y desde Almería a Granada. Trayectos que por las pendientes y los radios de giro que exige la alta velocidad serían técnicamente imposibles en esa orografía. Pero allí se quedaron los planos, como una patata caliente para su sustituta.

Estuvo bien elegida la Plaza de España madrileña por los extremeños. Se debería patentar como manifestódromo nacional y caja de resonancia a los problemas reales de los españoles.

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