Visiones desde el Sur

Tremendo

Aquí estamos los españolitos, empantanados, viendo pasar los vencejos por el índigo cielo

Dicen los aguilillas de acá y acullá, esos que nos tienen amarrados a la desesperación a los españoles todos -por ser incapaces de conformar a través del consenso y el diálogo una plataforma, una coalición de partidos estable para gobernar nuestro país, como ocurre en muchos otros lugares del orbe, de esta pelota rocosa que gira por el universo ignoto-, que no desean llegar a unas nuevas elecciones. Y un carajo, con perdón.

Pero, claro, de los acontecimientos -que es en lo que están, montados en el circo mediático, que a veces da hasta vergüenza escuchar los argumentos por los que no se ponen de acuerdo- a los hechos -que es en lo que no se empeñan por intereses puramente partidistas y estratégicos- hay un trecho tan grande que ya nadie puede creerles. Nadie.

Y, claro, aquí estamos los españolitos, que decía el poeta, empantanados, viendo pasar los vencejos por el índigo cielo de las mañanas estivales y los murciélagos al atardecer: "Ya hay un español que quiere / vivir y a vivir empieza, / entre una España que muere / y otra España que bosteza. / Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón."

Y en eso andan los partidos del amplio arco ideológico de la piel de toro, dividiéndose en bloques, otra vez, queriéndolo hacer otra vez, como si la Historia no existiera, intentando partir en dos a España, sajarla de nuevo en dos mitades irreconciliables, o conmigo o sin mí, dividiéndonos, metiéndonos el miedo en el cuerpo, inoculándonos dardos envenenados para que se los tiremos a los otros, diciendo irracionalidades cuanto más exageradas e increíbles mejor, como si la ciudadanía no tuviera oídos, ojos y memoria, bocas a las que dar de comer, trabajos que adquirir, letras que pagar, sueños que realizar, estudios que finalizar… como si fuéramos imbéciles, vamos.

Es inaudito el proceder de esta nueva hornada de políticos. Lamento expresarme así, tan crudamente, pero es que no dan para más, al parecer. Y encima, tienen un rostro que se lo pisan. Estamos atascados, sin presupuestos, con graves problemas de tesorería tanto en los ayuntamientos, las comunidades autónomas y en los organismos dependientes del Estado, y están tan tranquilos, de vacaciones todos; España no tiene Gobierno y los líderes políticos se están rascando la entrepierna en donde les haya parecido oportuno, y nos han dejado aquí, solos, con unos voceros de guardia que de vez en vez dicen algo.

¡Tremendo!

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