Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

Transmutación cromática

Los Presupuestos del Estado para Huelva son una birria; cuanto más se expliquen, más bochorno provocan

En nuestro trabajo, uno pasa de ser considerado rojo añil a bermellón intenso en apenas un cuarto de hora. Si hasta antes de ayer uno era adalid de la defensa del onubensismo, hoy puede ser un derrotista vendido a no sé quién; el viernes por la mañana eres un pepero y no termina el fin de semana antes de convertirte en un sociata peligrosísimo. Me ha pasado y esta misma semana. Vamos a ver. Los Presupuestos Generales del Estado del año que viene para la provincia de Huelva, son una birria en bote, así de claro. Ante semejante disparate, cuanto más se empeñen en un lado por explicar lo buenos que son, más se abrazan en esa extraña sensación de bochorno que da escucharles. No hay por donde cogerlos, sencillamente penosos. No debería haber ningún problema en reconocerlo. De hecho, una de las personas con las que más me he peleado en el transcurso de mi profesión, era el más que lenguaraz Rafael Hernando. Nuestras broncas salían en el Canal Sur, pero en el de vía satélite porque mi madre en Bilbao fue testigo de alguna de ellas. Bueno pues el susodicho, ante unas cuentas igual de malas (más es complicado) para la provincia por la que fue elegido, se plantó allí y pidió disculpas. Vale que después siguió repartiendo estopa, pero esa vez se bajó del burro.

Desde hace varios años, sostengo que las inversiones del Puerto de Huelva no pueden incluirse en las del Gobierno, sencillamente porque no son del Gobierno, sino que proceden de los fondos del propio Puerto y de los que tienen capacidad de gestionar. Es como si usted hace reformas en su casa y se las apunta el Ministerio de Vivienda en sus cuentas sobre la rehabilitación de inmuebles por el simple hecho de que figura en su listado. Bueno pues cuando gobernaba Rajoy, asistí a delirantes explicaciones para rebatir ese argumento en la plaza Niña, tan disparatadas que a uno le daban ganas de colgarse en el ficus que había debajo. Por cierto, ¿qué fue de aquello? ¿Se terminaron los movimientos en su defensa y ya puede darnos igual lo que le ocurra? Esas mismas ideas han mudado de sede. No la de los populares, que también, y se han asentado en la calle La Palma. Lo que antes valía, ahora no.

Y en esto llegaron José Luis García-Palacios y Daniel Toscano. Dudaba de la eficacia de la medida, pero han tenido éxito. Han molestado a todos. Para que conste: el estudio informativo del AVE a Sevilla está sin publicarse; los trámites del aeropuerto siguen en un cajón; no hay conexión por autovía con Extremadura; el Chare de Lepe que está acabado no tendrá accesos al menos hasta el 2025; el túnel de San Silvestre sigue sin licitarse; el Museo Arqueológico no cabe en el edificio del Banco de España y el edificio de Hacienda sigue con sus obras paradas. ¿En serio que los culpables son los empresarios por una quemar unos papeles? Ofendiditos.

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