Reciente aún la resaca electoral del 28-A, nos encontramos inmersos en la vorágine de las municipales. A los candidatos les queda una semana para convencernos de que los necesitamos y no lo tienen fácil. Los cambios de partido cual si fuese una camisa, la diversidad de candidaturas, la complejidad e intentos de originalidad de los nombres con los que se presentan…, aportan elementos suficientes para pensar que, más que el beneficio de la localidad, lo que pretenden unos es fortalecer su propio partido, (si no es así, a ver qué pintan en los pueblos de Huelva los líderes autonómicos de PP y PSOE), otros combatir a estos últimos, y los hay que optarán siempre por ser "cabeza de ratón" antes que "cola de león".
En todo el país han ido surgiendo unos interminables listados de candidaturas que, ingenuamente y como si esto fuese posible, rechazan formar parte de alguna ideología política, crean su propia colección de pensamientos y doctrinas, para ser utilizados en la gestión local y, como guinda final, lo bautizan de una manera singular. A modo de ejemplo, se cuenta en Andalucía con el grupo PADIE que, ignorando que así se conoce al Plan de Atención a la Diversidad e Inclusión Educativa, se da a conocer como Partido del Inmigrante en España. PRUNE, a retoque de tambores y cornetas, da nombre al Partido del Renacimiento y la Unión Europea y, por supuesto, no se olvide a los animalistas de PACMA que quieren erradicar el maltrato animal, aunque esto competa a otras instituciones no locales. En todos ellos se evidencia el interés desmedido por el municipio, ¿verdad? También hay grupos que, mirando solamente por su tierra, coinciden en objetivos pero, eso sí, con nombres distintos. En Huelva, tenemos como primerizos a Independientes por Huelva (IxH), Creo en Huelva o Andalucía por sí (AxSí).
Hubo un tiempo en el que se creía firmemente que en los comicios se competía para trabajar por el cabildo, engrandecerlo, hacerlo más habitable… Se pensaba, ingenuamente, que no importaban las ideologías de los candidatos sino el apego al municipio, pero sería cuando aún no se tenía la certeza de cómo atrae y embriaga el poder. Las ideas pueden ser versátiles y hasta los principios pueden mostrar fragilidad, pero ¿de verdad puede haber tantas opciones distintas para gestionar una ciudad como la nuestra? ¿De verdad pueden encontrarse nueve criterios buenos, y diferentes entre sí, para organizar los servicios medioambientales, urbanísticos o culturales de Huelva?
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