ME imagino que se creó con la intención de que perdurara en el tiempo. Se gastó un dinero que hoy no existe y al menor problema, se cierra. Se manda al fondo de los mares y el Museo del Mundo Marino de Matalascañas pasa a la historia. Es un nuevo cuento de historias para no dormir. Es un claro ejemplo de que las cosas en Andalucía se han hecho sin hacer números y sin saber si tenía viabilidad y futuro. Ahora, con la rebaja de las rebajas, no interesa y la Fundación Doñana 21, uno de los patrones, le pide al otro, el Ayuntamiento de Almonte, que dé un nuevo paso hacia su extinción. Salvo milagro de última hora, lo que otrora fue bandera del modernismo se ha quedado en barco a la deriva tras perder el rumbo, financiero, eso sí. Al Parque Dunar se le hay roto un brazo, quizás el más importante de cara. Está claro que los políticos, que gastaron el dinero, no se van a mover ahora para reflotar el buque. A pique, oiga.