El Malacate

Javier Ronchel

jaronchel@huelvainformacion.es

Toca escribir la historia

Ha llegado el momento de hacer una reflexión fría y sosegada, alejada del furor de la indignación

Huelva se nos muere. Insisto. Esperaba encontrar un hilo de vida en estos Presupuestos Generales del Estado. Creía que habría al menos capacidad y sensibilidad en Madrid para reconocer que esta tierra necesita sustento para sobrevivir, y parece que no es así. Ni siquiera por justicia, por saldar deudas pendientes, por cerrar capítulos eternos, abiertos años atrás. La realidad vuelve a despertarnos a golpes de partidas presupuestarias inexistentes e irrisorias, que nos recuerdan que estamos abandonados a nuestra suerte, a las limosnas de Europa y a que algunos empresarios miren en algún momento a esta tierra. Aunque cada vez se lo ponen más difícil también a ellos.

Cuesta creer que Huelva deba cargar siempre con la responsabilidad de evitar grandes gastos por el contexto de una crisis que castiga por partida doble a esta provincia. Últimamente se multiplican las voces que, en privado, tratan de convencernos de que invertir 1.200 millones de euros en una línea de alta velocidad entre Huelva y Sevilla es inviable. "Seamos realistas". ¿Inviable? Difícil de asumir mientras marchan 245 millones a Almería para su AVE con Murcia, que ya contaba con otros 600 para este año en curso. Y mientras vemos otros 262 millones volar a Algeciras para su conexión con Bobadilla, también clave y postergada. En Huelva toca esperar más. Y sufrir retrasos eternos en cada trayecto, y atropellos mortales, como los de este jueves.

Aún así, los proyectos siguen apareciendo en las cuentas estatales, si acaso con 34.000 euros para ese tren fantasma, o con 100.000 para la autovía Huelva-Zafra que el propio Ministerio ya ha descartado. Y no hay rastro del desdoble del túnel de San Silvestre y el CEUS, aunque nos sigan pidiendo un ejercicio de fe presupuestaria para creer que en alguna partida oculta se encuentran sus millones.

Ha llegado el momento de hacer una reflexión fría y sosegada, alejada del furor de la indignación. De nada sirve calentarse. Hay que entender que detrás de la demanda de inversiones y de infraestructuras se encuentra la necesidad vital de que Huelva tenga futuro. No hay parches que valgan para paliar problemas coyunturales porque los de esta tierra son estructurales, de los que necesitan una atención inevitable y urgente. Y el camino, para ello, se debe hacer desde la unidad total, sin fisuras, sin reproches ni más lamentos. Toca rendir cuentas ante esta provincia y su historia. La que entre todos debemos escribir ahora.

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