Visiones desde el Sur

Teatro

El objetivo de la política es mantener a la ciudadanía en el suspense, en la inopia

El teatro del mundo se mueve por emociones encontradas no por ideas, aunque parezca lo contrario. Lo que es obvio para cualquier dramaturgo no lo es, a veces, para la clase política. Si cambiásemos del revés los regímenes políticos que gobiernan el mundo y mantuviésemos alimentadas y controladas adecuadamente las emociones de las sociedades existentes, no pasaría nada: todo seguiría funcionando.

Si además, la acción de gobierno pudiera dar respuestas -aunque fueran demagógicas e incluso engañosas- a las dudas suscitadas en la ciudadanía, ésta se sentiría si no satisfecha del todo al menos aparentemente atendida. Vivimos de forma permanente en una verdad aparencial, como en el teatro. En esa verdad entremediada, el objetivo de la política -o sea, de aquellas personas que la dirigen de verdad, que no salen en los carteles en donde se anuncian las elecciones- es mantener a la ciudadanía en el suspense, en la inopia; con lo que la política, la mal (o bien) llamada a veces "alta política", adquiere por tanto una acción encubridora y a veces asesina.

Cuando estas situaciones se hacen manifiestas, cuando están a la vista las inocentes vísceras de muchos ciudadanos, la política culpa de esos errores a la ciudadanía, a los espectadores, tildándolos entonces de asesinos y eludiendo así la responsabilidad contraída con los mismos de gestionar adecuada e impecablemente la res pública. Como en la obra de Pirandello Seis personajes en busca de autor, la ciudadanía del mundo busca políticos de talla que sean capaces, con el menor coste posible de vidas, de dirimir el caos en que se encuentran diversas zonas del planeta.

Si la ciudadanía leyera más se dejaría engañar menos. Pero los que mandan en la pirámide del poder -que no son los políticos sino los amos del mundo, los que concentran la riqueza en un 1% de la población mundial- buscan y consiguen una ciudadanía dócil e iletrada que es más manejable.

Siempre fue así. A esta camarilla liberal le da igual el hambre de los demás, el analfabetismo, la carencia de servicios sociales, el número de muertos o las desgracias ajenas, solo les interesa amasar dinero.

Réquiem por el sueño americano es el último libro editado del filósofo -ya nonagenario- Noam Chomsky; en él dice: "Los liberales proponen medidas para restituir un mejor adoctrinamiento y así controlar la prensa, devolver la pasividad a la población y la apatía y dejar que se desarrolle el tipo de sociedad apropiada".

Pues eso.

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