¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Talante claverista

Don Manuel Clavero fue el fundador mítico y moral del centroderecha andaluz, que no debería olvidar su herencia

Cuando Juanma Moreno, recién investido presidente de la Junta, fue a visitar a don Manuel Clavero, quiso enganchar a su Gobierno y al PP en general a uno de los pocos hilos de tradición democrática que la derecha tenía en Andalucía. Aquello, nos consta, escoció en cierta izquierda universitaria con poder en los claustros que, por lo bajo, empezó a hablar de manipulación y apropiacionismo de una figura que pertenecía a todos. Y claro que Clavero era ya patrimonio del conjunto de los andaluces, pero eso no lo convertía en un ángel apolítico sin ideas ni doctrina. El pique era absurdo. Nadie se escandalizaría porque un gobernante socialdemócrata quisiese colocarse en la estela de Felipe González, otro de los próceres andaluces que despiertan el consenso. Don Manuel Clavero fue liberal, demócrata, andalucista y fundador mítico y moral del centroderecha andaluz, que siempre lo debería tener como referencia. Los orígenes legendarios, bien lo sabe Moreno, son tan importantes o más que los reales.

Quizás, aquellos rectores y vicerrectores contrariados hubieran preferido que el PP reivindicase a El Algabeño, "un personaje fascinante, de romance", como diría nuestro admirado Ignacio Romero de Solís, pero muy difícilmente reclamable en una democracia. Hizo bien Juanma Moreno con aquella visita al despacho de Plaza de Cuba; e hizo muy bien don Manuel Clavero en aceptarla y bendecir con su actitud el primer gobierno liberal-conservador de la Andalucía autonómica. No se equivocó: en estos últimos años, Juanma Moreno, con algún que otro traspié, ha dado señales de talante claverista: moderación política, seriedad institucional y andalucismo españolista. Ahora le falta demostrar que no es un cínico dispuesto a cualquier cosa por seguir en el sillón. Veremos.

La política, al contrario que la vida, te permite elegir antepasados; hacerte un linaje a la carta que te defina. Como esos aristócratas que podan las ramas más incómodas de su genealogía (una brizna judía o pechera) la labor de jardinería de los partidos con su pasado deja al descubierto sus intenciones. Cuando Sánchez reivindica a Largo Caballero y oculta a Julián Besteiro señala en qué zona del pretérito socialista se siente a gusto y, por tanto, qué futuro quiere para el PSOE. Eso es lo que hizo Moreno cuando fue al despacho de Plaza de Cuba, legitimar históricamente una actitud de Gobierno, tanto ante los suyos como ante sus adversarios. Quizás esa es la mejor herencia que le dejó don Manuel Clavero, la que nunca debe dilapidar si quiere seguir gobernando.

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