El teléfono rojo de la aplicación tú a San Telmo y yo a La Moncloa no necesitará tarifa plana. No hay química entre los inquilinos de los palacios presidenciales andaluz y español. Y eso que la llegada al estrellato político de Pedro Sánchez en 2014 se debió al empeño de Susana Díaz en que Madina no fuese secretario general del PSOE. Lo consiguió encumbrando a Sánchez para a continuación desahuciarlo, cuando se comportó como un personaje de Pirandello que desconocía a su autor y quería seguir su propio destino.

Es una paradoja que el PSOE andaluz no haya acertado en ninguna de sus apuestas para el liderazgo nacional desde que se fue González. Apoyó a Almunia contra Borrell, a Bono contra Zapatero, a Chacón contra Rubalcaba y a Susana contra Pedro hace sólo un año. La única vez que el aparato socialista andaluz triunfó en una batalla federal, rompió con su protegido y lo defenestró. Pero su víctima se rehízo y ha llegado ni más ni menos que a presidente del Gobierno. Así que es posible que un presidente socialista le venga bien a Andalucía, como dice su presidenta, pero a quien no le viene bien es a ella, porque es la prueba viviente de su principal fracaso estratégico.

¿Qué pensará Díaz en su fuero interno de la maniobra que ha llevado a Sánchez a La Moncloa? Qué pensará de verdad, no eso la colaboración y firmeza que ha dicho delante de una cámara... Porque ella recela del soberanismo, defiende con firmeza la Constitución y pregona que la unidad de España se basa en la igualdad. Pero la desaparición del bipartidismo no ha resuelto que al territorio que tenga uno y varios partidos nacionalistas le vaya mejor que a los demás. Los otros no somos nadie.

El PSOE ejerce de partido nacionalista andaluz y lo ha hecho con encono contra gobiernos conservadores. Ahora se estrena en Madrid un gabinete socialista deudor de cuatro formaciones independentistas, cuya razón de ser es procurar ventajas o privilegios a sus comunidades, porque consideran que vascos y catalanes son más que los demás españoles. ¿Cómo va a combinar Sánchez los objetivos de sus socios con su pretensión de atender a los más desfavorecidos?

Y qué hará Díaz si el nuevo presidente establece diferencias territoriales. Por ejemplo, la aplicación unos Presupuestos que aumentan las inversiones en el País Vasco mientras las reducen en Andalucía. A la presidenta se le plantea una papeleta difícil. Si no es lo bastante reivindicativa, el PSOE andaluz perderá su carácter nacionalista. Por el contrario, si se pone pesada con desigualdades de trato, la acusarán de desleal con su rival. Hace sólo un año se enfrentaron en un durísimo debate. Aquel en el que Susana le dijo "no mientras cariño… tu problema Pedro no soy yo, tu problema eres tú". Los votantes socialistas no le perdonarían que ahora se sobrepasara con el presidente.

Digamos que empieza este partido advertida de suspensión; en cierta manera, en precario. Incómoda.

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