En cada casa hay algún mueble inutilizado que no se sabe bien qué hacer con él. Pasa que cuando sus moradores se habitúan a convivir con algo que ni les gusta ni les ofrece beneficios, ese trasto no existe, no se ve…

Para los onubenses, Huelva es, sin duda, nuestra casa, nuestro hogar, a pesar de haberse llenado de elementos inútiles, abandonados a su suerte y que afean la ciudad, se ha llegado a un punto en el que ha dejado de verse el antiguo Colegio Ferroviario o el Mercado de la Merced. Se han invisibilizado tanto que ya no molestan, no parece que estén ahí… ¿Cuántas veces, atravesando el paseo de Santa Fe, se levanta la vista para admirar la casa Cuartel de Santa Fe con sus cubiertas de hierro y cristal propias de la época de su construcción (1900)? ¿Cuántas veces, buscando aparcamiento en ese paisaje de posguerra desolador que dejó el antiguo Mercado se recuerda la vida que encerraba dicho mercado? ¿Hay alguien que, viviendo o no por Isla Chica, no admire la antigua y abandonada a su albur Prisión Provincial, catalogada como Edificio de Interés?

Lo mismo que le ocurre a aquel mueble, que fue bonito en su día, pero que no se usa porque además de estar desvencijado, se está habituado a su visión y ya apenas estorba, viene pasando en Huelva desde hace años con edificios de innegable valor y que su visión ni crea añoranza ni daña a la vista. Estemos atentos porque no restamos en la cuenta de edificios abandonados sino que vamos sumando. Ahí tenemos a ese Banco de España, en plena Plaza de las Monjas, que en lugar de convertirse en ese deseado Museo Arqueológico, viene siendo el mismo y abandonado edificio desde hace años, pero ahora rodeado de vallas metálicas. Le acompaña en el abandono y en otro punto neurálgico de la ciudad, frente al Ayuntamiento, el antiguo edifico de Hacienda, declarado como Edificio Protegido y que en estas fechas debería ser ya sede del Gobierno Andaluz, que ha quedado reducido a una fina pared rodeada de vallas, que ya ni nos incomodan.

Lo más llamativo es que sumando desatino con desinterés, después de más de dos décadas cerrado y abandonado, el Ayuntamiento de la capital decide apuntalar la fachada del antiguo Mercado de la Merced por su valor histórico (data de mediados de siglo) y por formar parte de las señas de identidad de la ciudad. No se equivoquen, no se trata de una posible reapertura ni de una reconstrucción. Se trata de un lavadito de cara en una ciudad donde se necesitan baños largos y de cuerpo entero.

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