Manuel / Gómez / Marín

Sorrentino activa a los compañeros

Su trabajo le ha costado al meta, al que Víctor conocía de la liga griega, llegar al corazón del recreativismo

LA afición de Huelva ha descubierto tarde que tiene un portero de garantías tras el recital frente al Atlético de Madrid por su saber estar y aplomo. Y lo mejor del asunto es que estando cedido, también anda loco por quedarse... claro siempre que el Decano se mantenga en Primera. Seguro que está en la agenda de varios clubes españoles, pero la opción es primordial por un millón de euros. Stefano Sorrentino no quiere ver al AEK de Atenas ni en pintura y con 28 años se halla en la mejor edad de un portero, que reúne virtudes físicas y experiencia.

Su trabajo le ha costado al italiano llegar al corazón del recreativismo. Víctor Muñoz lo conocía de la liga griega y lo recomendó como su primera apuesta. La falta de referencia en su trayectoria provocó que cada aficionado se despechara a gusto y la lupa seguía a Sorrentino sacando más defectos de los normales: se queda bajo los palos, cuando sale es medio gol, no sabe mandar a la defensa, despeja falta y tal y tal... El portero es el puesto sufridor del equipo, cualquier despiste es dar la vuelta y recoger el balón de la red. Sin duda, después del árbitro es la segunda víctima del partido. Un fallo se le permite al más torpe, pero como sea el portero ya es un santo y seña que le acompaña de por vida.

Si echamos la vista atrás la confusión pululaba por la grada a través del murmullo cuando el balón rondaba el área recreativista: "¡ Verá el portero, será posible, pero qué hace ese loco"!

Como los resultados no acompañaban y Víctor Muñoz tampoco es "la alegría de la huerta" por su forma de ser, imagen introvertida, alejado del mundanal ruido y de los abrazos, pues se juntó el hambre con las ganas de comer para la discordia de los más osados: "Sorrentino juega porque lo trajo el entrenador".

Pero, el valor seguro de Sorrentino es la mejor noticia de la estabilidad que presenta el Recre, además hace mejores a sus compañeros.

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