Juanma G. Anes
Tú, yo, Caín y Abel
Los afanes
La frustración de los ciudadanos es enorme, inmensa. Todo se ha vuelto gris a los ojos del sentido común, del criterio. Pero claro, como aquí el conocimiento ha desaparecido y ha dado origen a la ignorancia académica, lo que nos queda es la irrealidad. El mundo se ha llenado de simios. Un inmenso paraíso de simios por todas partes. Hay simios en política, en la cultura, en la universidad, en la ciudadanía, recorren las calles dando voces a un teléfono móvil caro, hablando y no leyendo.
La sociedad ha dejado de ser nini (ni estudias ni trabajas), y ahora es sinsin (sin sentido común y sin criterio). Y alimentamos la oferta y la demanda. Los premios Nobel son sinsin, los premios nacionales son sinsin, los políticos son sinsin, la cultura es sinsin. Porque sinsin significa no tener ni cabeza ni pies. A nadie le interesa nada, o mejor, lo que interesa no tiene sentido del conocimiento. Y, por contagio, las generaciones mayores también están cayendo en este sin sentido.
La transformación social que estamos viviendo se traduce en todo lo que acontece a nuestro alrededor. Y la única alternativa que nos presentan a esa ausencia de conocimiento son los nacionalismos, la extrema derecha. Está ocurriendo prácticamente todo el mundo. Los reflejos son evidentes y comparables. Y sin conocimiento nunca habrá criterio, ni sentido común. Ese extremismo es radical y violento, y provoca miedo. Y ese miedo hace que los simios se escondan más en ellos mismos, sin desarrollar el aperturismo.
Que el sistema ha fracasado es claro. Hay que reformar el sistema. Que nuestra Constitución necesita una reforma, también es real. ¿Cómo se van a sentar a dialogar si no hablan, si no leen, si están perdiendo el conocimiento? Es como si la evolución humana estuviera inmersa en un proceso de involución. Caminamos hacia atrás y alimentamos esa involución (exenta de conocimiento) con basura.
Les pongo un ejemplo cercano. Los políticos de España no alcanzan el grado de homo habilis, pero ni siquiera de homo erectus, nuestra clase política está formada por australopithecus. Es un ejemplo visual, y claro. Baste leer (o ver) la portada de un medio de comunicación.
El 90% de los libros que se publican en España no son cultura, y nunca lo serán. Porque no todo es cultura. Aquí el todo vale no sirve. Será una fuente de alimento para los simios, pero no para aquellos que defendemos el criterio y el sentido común. Y ojo, esto acaba de comenzar.
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