En la primavera el amor está a flor de piel. Ni la Covid ha podido con el mejor remedio para aromatizar el alma. Se palpa en el ambiente y, más allá de la pesadez de la temida astenia propia de la estación, la revolución de las hormonas nos hace estar más activos, atentos y cariñosos con las personas a las que queremos. En esta fotografía, una pareja entrelaza sus brazos y sus piernas en la orilla de la fuente de la plaza de Las Monjas, ofreciendo una imagen simétrica de especial belleza.

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