En el año 1993 la película Philadelphia, protagonizada por Tom Hanks y Denzel Washington, nos narró la historia Andrew Beckett, un abogado homosexual enfermo de SIDA, que era despedido de su bufete de abogados por miedo a ser contagiados. Recuerdo con tristeza aquella película de la todopoderosa Hollywood, en ella se nos habló claramente de enfermedad y de sufrimiento, pero sobre todo de homofobia. Aquella pandemia que nació tristemente hacen ahora 40 años, nos enseñó una sociedad que no estaba preparada para afrontar cambios y retos; no podía soportar drogodependientes y los encerraba en prisiones obscenas; no quería pobres en sus calles; y mucho menos quería homosexualidad. Aquella pandemia, como al de ahora, no era un problema sanitario, sino de pobreza.

Parecerá mentira, pero hoy vuelve a ser el día Mundial del SIDA, aunque poco se hablara de ello. A aquella pandemia, de la que la película sacaba solo un matiz y que nos acongojó hace cuatro décadas, se le puso como fecha para su erradicación el año 2030, pero lamentablemente parece poco probable que se cumpla ese objetivo. Ahora nos es una enfermedad de titulares, ni siquiera de éste o aquel colectivo, es solo una enfermedad de pobres. Ciudadanos de aquellos países que no pueden acceder a la medicación, fundamentalmente de África, que siguen muriendo apresuradamente. Además, la Covid-19 y la enorme crisis económica resultante, han venido a maltratar la inversión que anualmente se hace para combatirla, y también la que tiene como objetivo tratar a la tuberculosis, uno de sus mortíferos aliados. La pandemia de los 80 sigue, existe, pero se ha acantonado en las bolsas de pobreza de este mundo, quizás larvada para volver en cualquier momento a ponernos en jaque a los países enriquecidos.

Como nos han enseñado la manera de tratar las infecciones por VIH, no habrá final sin desarrollo, son las desigualdades las únicas que mantienen las pandemias durante décadas, y probablemente ahora estemos haciendo lo mismo. Sin un esfuerzo audaz y comprometido de nuestros gobiernos no habrá futuro real y el boomerang de la pobreza nos seguirá atizando. No es SIDA, ni Covid, es solo pobreza.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios