Queridos Reyes Magos: Sé que la pandemia está haciendo estragos en vuestro país, así que comprenderéis mejor nuestra situación en España; aunque conociendo que Netanyahu está convencido que será Israel el primero que la supere, supongo que haréis el viaje con optimismo.

Después de darle muchas vueltas al contenido de esta carta y analizando cómo el contexto en el que estamos inmersos nos conduce a un extremado pesimismo, creo que solamente debemos pediros algo que sea realmente importante y al mismo tiempo simple y accesible. Algo que sea muy necesario y muy solidario, ya sea con amigos, con "allegados" y con el país en general.

Es urgente que llenéis vuestras alforjas de grandes dosis del "menos común de los sentidos": el sentido común, que ya sea por los estragos que está causando el virus a la salud, o a la convivencia o a la economía, se nos va escapando como arena entre los dedos.

Les facilito algunos ejemplos: necesitan urgentemente algo de sentido común el organizador y las cinco mil personas que llenaron un espacio cerrado y no un día solamente, sino dos, el Wizink Center, más que por dinero seguramente para alimentar el insaciable ego de Raphael y de sus fans (¡qué razonable!). En cambio, los partidos de fútbol, al aire libre, siguen celebrándose sin público. Paralelamente a ello, los que permiten estos disparates obligan a pasar la Nochebuena con un máximo de diez familiares, (algunos de ellos con menos convivencia que el vecino de enfrente).

Han perdido el sentido común los apocalípticos, los que llevan la piel de las manos gastadas por el excesivo uso del gel desinfectante, los que se cambian de mascarilla cada media hora, los que no salen de casa ni tomando todas las medidas de precaución; pero tampoco lo tienen los de cerveza en mano y mascarilla al cuello, los que se unen a los "amigos" de los "amigos" de los amigos y te llaman "exagerada" si les llamas la atención.

Por último, queridos Reyes, guardad mucho sentido común para los de la banderita naranja que nos despiertan a base de golpes de claxon los domingos por la mañana, más por fastidiar al barrio que como llamada de atención. Para estos sí que os pido algo material: Necesitan ejemplares de la recientemente aprobada Ley Celaá; que la repasen a ver dónde dice las barbaridades que muchos aseguran que vienen recogidas. Precisan sentido común los que ignoran que la escuela concertada y la pública, hoy por hoy, se necesitan mutuamente.

Marchando una doble de sentido común…

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