Este es uno de tantos artículos que uno escribe convencido de su absoluta inutilidad. Bueno, a mí me sirve y por eso lo desgrano. Lo escribo para mantener mis neuronas alertas y no morir siendo un idiota, porque de eso llevamos camino millones de españoles, de acabar nuestros día cogiendo moscas y desfilando al ritmo que marquen los voceros de lo estúpidamente correcto. La última expresión del cretinismo intelectual llevado a la práctica la protagoniza Aena, ya saben, la empresa pública encargada de hacer funcionar los aeropuertos españoles con mayor o menor acierto, dependiendo del lugar y del día del que se trate. Esta compañía que ya debe estar en el Guinness de la memez universal ha decidido apuntarse a eso que llaman el lenguaje inclusivo. Bien conocido a estas alturas se trata, según sus autores, a los que Belcebú confunda, de que no haya discriminación sexual en el lenguaje. Ya nos duelen los oídos y el alma de escuchar gilipolleces como españoles y españolas, ciudadanos y ciudadanas, todos y todas, etcétera. Les da igual que la Real Academia de la Lengua los haya advertido reiteradamente contra semejante aberración. Son analfabetos y orgullosos de serlo. Y esta combinación es imposible de combatir. Llevamos siglos hablando esta hermosísima lengua que es el español y sabiendo todos que el genérico en nuestro idioma, antes y después de Cervantes, es en masculino. Cuando decimos los españoles hablamos de todas las personas nacidas o nacionalizadas en España. Es nuestra lengua y punto.

Pues nada, los endebles mentales de Aena se suman al insensato delirio de destrozar nuestro idioma y hacerlo imposible de hablar y han decidido que nunca más vamos a oír en los aeropuertos la megafonía que anunciaba "señores viajeros del vuelo tal". Podían haber sido memos del todo escogiendo la frase "señores y señoras, viajeros y viajeras", pero les ha parecido demasiado por que iban a ser la coña y el hazmerreír de medio mundo. La solución ha sido decir: "Si va a viajar….". Se dirige a no se sabe quién. Le hablan a un sujeto abstracto, posible, eventual, indeterminado. Toda una exhibición de rendición ante lo estúpidamente correcto. Esto habrá sido para ir haciéndonos el cuerpo para el aquelarre de reivindicaciones y frases delirantes con las que nos dejarán groguis el próximo día 8. Bueno, lo intentarán. Yo les invito a ponerse la escafandra de buzo, activar el interruptor de inmersión y pasar esta semana viendo dibujos animados y leyendo sólo prensa deportiva. Tenemos que velar por nuestra integridad neuronal. Morirnos cuando Dios disponga, pero sin habernos convertidos antes en zombis idiotizados.

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