Se veía venir desde antes de su celebración, pero no por ello debemos valorarlo menos. La Semana Santa que acaba de cerrar Huelva ha sido un éxito sin precedentes en todos los ámbitos a los que afecta esa celebración. Desde el punto de vista estrictamente cofrade al económico pasando por el ciudadano, la provincia ha vivido una semana que, a falta de balances oficiales, enseña el camino a través del cual hay que transitar para seguir creciendo.

Desde la perspectiva estrictamente cofrade, el desarrollo de las procesiones, la afluencia de público y el respeto a las hermandades han sido la tónica general. No se ha registrado un solo incidente destacable a diferencia de lo ocurrido, por ejemplo, en Sevilla y eso debe ser motivo de alegría. En el debe del Consejo de Hermandades queda mejorar la gestión de la Carrera Oficial, donde se han visto quejas por el control de alguna zona de palcos y críticas por la dificultad de cruzar por los pasos habilitados en la Carrera Oficial.

Este buen desarrollo de las procesiones se ha visto acompañado por una meteorología que hacía años que no se experimentaba. De su mano, miles de onubenses se han lanzado a las calles para disfrutar de la belleza de la Semana Santa y de las excelencias de nuestra oferta hostelera. Un primer análisis basado exclusivamente en la vivencia personal del que suscribe apunta a un importante éxito económico. Los llenos en bares y restaurantes han sido la tónica durante estos días, lo cual se va a reflejar tanto en el volumen de facturación como en el incremento del empleo derivado de dicha masiva afluencia. También los hoteles han colgado el cartel de lleno, lo que augura una temporada alta para el sector turístico llena de buenas perspectivas.

Es precisamente este ámbito, el de las visitas a la Semana Mayor, el que quizás debe recibir un mayor impulso por parte de las administraciones y organizaciones implicadas en ellas. Para seguir creciendo, Huelva necesita proyectar con mayor intensidad el valor de su Semana Santa más allá de nuestras fronteras. Y no sólo el de la capital, muy mejorado tras la Magna de septiembre, sino también el vinculado a la provincia. La unión de sol y playa con las procesiones constituye una oportunidad sin igual para los intereses onubenses. Si provincias como Sevilla y Córdoba han hecho de su Semana Santa uno de sus mayores reclamos turísticos durante todo el año, Huelva debe aprovechar que cuenta con un elemento diferenciador que le da aún más valor a su oferta.

Con todo, no podemos más que felicitarnos por el desarrollo general de la Semana Santa; por los resultados conseguidos y por su repercusión en materia de empleo. Todo ello sin renunciar a seguir creciendo y a mejorar los fallos que se hayan observado. El camino está trazado, solo queda administrarlo con inteligencia y generosidad.

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