La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Sánchez como pelele goyesco

Será el primer socialista que dio ministerios a los poscomunistas y abortó un gobierno de progreso

El discurso de Pedro Sánchez y sus posteriores réplicas demostraron lo que ayer escribía aquí: es un personaje intelectualmente inconsistente, políticamente poco de fiar, adicto a la mentira, megalómano además de acomplejado porque su ego hinchado no le impide ser consciente de sus carencias, limitaciones y endeblez. Fue lamentable la imagen de pelele goyesco que dio y la inconsistencia de su discurso de adolescente, lleno de promesas maravillosas que recogían tanto aspiraciones necesarias como adornos del escaparate de lo políticamente correcto y retóricamente progresista, pero sin ninguna alusión a las acciones políticas para cumplirlos. Y hacer política es poner los medios necesarios para alcanzar los paraísos prometidos, no enumerarlos como quien enseñaba bisutería a los indios para engañarlos. Por eso Cataluña no apareció.

El lunes ganaron Casado por la derecha e Iglesias por la izquierda. Perdió Rivera con su sobreactuación y se hundió Sánchez al presentarse como un mendigo de Misericordia de Galdós en la puerta de la iglesia, mendigando la presidencia al PP, a Ciudadanos, a Podemos, a ERC, a Bildu y de milagro no hasta a Vox, como ironizó Iglesias. Eso sí, con las malas maneras de los mendigos de la Viridiana de Buñuel. Humilló y cabreó a su podemita socio preferente y este, cuando tomó la palabra, lo empitonó, lanzó por los aires, corneó en el suelo y volvió a revolearlo hasta dejarlo hecho la piltrafa que es.

Si al final forma un gobierno con ministros o hasta vicepresidenta de Unidas Podemos malo para él, porque habría ganado Iglesias tras el truco de su falsa retirada para colocar sus peones; malo para su partido, porque dañaría su imagen socialdemócrata tanto como dañaría la imagen de centro derecha del PP o la liberal de Ciudadanos dar ministerios o consejerías a Vox; y con casi total probabilidad también malo para España, dada la inestabilidad que tan mal avenidos socios provocaría y las políticas que la presión podemita forzaría. Si todo fracasa y se va a nuevas elecciones, malo para España y también para él y su partido, que habrían demostrado una nula capacidad de negociación. Haga lo que haga será el primer socialista que dio ministerios a los pos-comunistas o el progresista que impidió la formación de un gobierno de progreso. Aunque parece que a él lo único que le importa obsesivamente es la Moncloa y los títulos (y prebendas) vitalicios de presidente y ex presidente.

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