La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Sánchez y la militancia, a una

No podrán articularse estrategias exculpatorias en el pacto entre el PSOE y la extrema izquierda

Toda estructura de poder, toda institución y todo líder tienen sus mecanismos de descargo de responsabilidades. En un curioso juego. Para liberar de responsabilidades a la nación se culpa al partido que la gobierna arrastrándola donde la engañada mayoría no deseaba ir. Para liberar al partido de sus errores o desafueros se culpa al líder que lo ha llevado por malos derroteros o a las pocas -siempre pocas- manzanas podridas. Y para liberar al líder se culpa al entorno que lo ha engañado. Los ejemplos no faltan.

En el caso de las naciones, el ejemplo más claro es el alemán: no fue Alemania ni fueron los alemanes los causantes de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto; ni tan siquiera fue el Ejército, que en el fondo despreciaba a Hitler; fueron unos pocos nazis que los engañaron y arrastraron. Y todos tan contentos.

En el caso de los partidos, los ejemplos son tantos, y algunos tan recientes, que basta el ejemplo de los ERE: para dejar claro que el PSOE no tiene nada que ver con el caso un tertuliano propagandista progre que se había hartado de clamar que el PP era un partido corrupto desde las raíces hasta las más tiernas hojas dijo hace unos días: "¡No hay partidos corruptos, sino personas corruptas dentro de los partidos!". Y él tan contento.

En el caso de los líderes se puede poner un ejemplo dictatorial y otro democrático. Cuando no podían ignorar las evidencias los franquistas acérrimos exculpaban a Franco culpando a su entorno corrupto. Y decían: "¡si el Caudillo lo supiera!". En nuestros días Bono casi ha repetido la jugada considerando, tras la sentencia, a los ex presidentes condenados dos personas honorables y decentes que, como mucho, han cometido un "pequeño error": "No es lo mismo equivocarse en la administración del dinero que llevártelo a Andorra". Porque para Bono, como para muchos otros notables socialistas, lo de los ERE ha sido "un pequeño error" cuya culpa recae en algunos corruptos.

No podrán articularse estas estrategias exculpatorias en el pacto entre el PSOE y los populistas de extrema izquierda que compromete la esencia socialdemócrata del partido. No es sólo cosa de Sánchez y sus sayones pelotilleros: la militancia ratificó el preacuerdo con Unidas Podemos con un respaldo del 92%. A la vez que los barones apoyan que Sánchez negocie con ERC la investidura. Recuerden a Cervantes: cada uno es hijo de sus obras.

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