¿Salvar a Casado?

Emprende con precipitación una huida hacia adelante descalificando a los propios coaligados en Andalucía

Para jóvenes y desmemoriados, desconocedores u olvidadizos, les diré que el pasado sábado 27 de abril se cumplieron treinta y cuatro años de un hito en mi biografía personal, la victoria en el Congreso Extraordinario de AP en Huelva de mi Candidatura sobre la auspiciada por el propio Fraga. Es tan solo una anécdota que me da pie al comentario de hoy. No, no se trata de hacer leña del árbol caído a pesar de que él, tras alcanzar la Presidencia del PP, no se haya caracterizado por su apertura, ni el agradecimiento hacia quienes en su día le ayudaron, no hay más que ver la composición de las listas. Da la impresión, al menos a mí que al igual que otras muchas personas, llegan a confundir adversarios con enemigos y a los posibles socios con adversarios -esto último, mucho más acusado tras su debacle electoral- y como colofón, demostrativo de inmadurez política, emprende con precipitación una huida hacia adelante descalificando a los propios coaligados en Andalucía, enorme irresponsabilidad e incongruencias de las que pasan factura -el electorado castiga las incoherencias y las rupturas- y se remonta hasta Rajoy para camuflar su derrota olvidando su alto cargo en aquella época, además vinculado a la Comunicación y, en consecuencia, defensor público y mediático de las decisiones políticas y del Partido. Olvida, sin embargo, los escarceos de su patrocinador y la fundación FAES con Cs, sin dejar de reconocer el pragmatismo rajoyano de anteponer su concepto de España a los intereses del partido que quizás hayan ayudado a Vox, mas no puede justificarse con ello la pérdida de setenta escaños y crecimiento de Vox en Andalucía por encima de los que ya obtuvo el 2-D.

No debe ser el análisis que permita afrontar con entereza el tortuoso camino que se avecina tras las próximas municipales y autonómicas. Sería casi heroico revertir esta dinámica, por lo que debe mentalizarse ante la posible nueva gran derrota. Los mimbres de la militancia los tiene, el contrapeso de muchos dirigentes provinciales acomodados, también. Modifique ese tufillo de autoritarismo aznarista hacia una moderación constructiva. Hable menos y transmita más, el exceso de mensajes dentro del mismo discurso se convierte en inoperancia y difumina la intención de voto. Improvise menos, no se pierde valor oratorio por tener un pequeño guion y le evitará pisar charcos evitables e innecesarios.

Por fin, tras las elecciones, convoque un Congreso y que la militancia le ratifique o no y a partir de ahí y las actitudes referidas podrá usted ser salvado.

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