Saltos entre especies

Aunque haya controles, se han de tomar precauciones en el contacto con los animales

Se sitúa el comienzo de la agricultura y la ganadería en Oriente Medio hace unos 10.000 años, habilidad que se difundió a otros lugares; si bien, parece que en China y América lo aprendieron más adelante por sí mismos. Pues bien, cuando he preguntado a mis alumnos si aquello fue positivo o negativo siempre respondían lo primero, obviando los segundo. Insistía e inquiría si tales acontecimientos produjeron algunas consecuencias dañinas o perjudiciales. Lo que seguía era la presencia del silencio que se rompía cuando por mi parte intervenía. Es verdad que hubo ventajas pero también desventajas, como fueron, entre otras, la reducción de la diversidad alimentaria que provocó deficiencias nutricionales -la altura de las personas se redujo en unos quince cm- y el aumento de enfermedades infecciosas por el desarrollo de los asentamientos y la convivencia con animales. Hagamos un breve repaso de esto último: el homo sapiens comparte más de sesenta enfermedades microbianas con los perros; algunas menos con el ganado vacuno, cabras, cerdos, caballos y aves de corral. Por otro lado, durante el Neolítico el ganado vacuno aportó la tuberculosis, la viruela y otros virus; los cerdos y los patos, las gripes; los caballos, los rinovirus, en especial, el resfriado común; y el sarampión saltó a la especie humana de la peste bovina, del moquillo canino, propia de perros y del ganado vacuno. En estos momentos, confirmado el contagio entre personas, tenemos un nuevo riesgo de pandemia -ojalá que no sigan expandiéndose los casos detectados en varios países-, que ha aparecido en la ciudad china de Wuhan, por coronavirus que, muy probablemente, ha pasado a humanos desde un mercado de animales vivos en dicha localidad. Eso significa y evidencia algo que se olvida: que se han de tomar precauciones en el contacto con los animales, aunque haya controles, porque las infecciones no se restringen solo a los inicios de la humanidad sino que siempre pueden ocurrir. Sin embargo, en ciertos sectores la corriente no va por ahí. De una defensa de los animales, de impedir su maltrato y de otras buenas medidas que pueden ser defendibles y asumibles se ha pasado, prácticamente, por más de uno a tratarlos como si fueran seres humanos, con lo que conlleva tal consideración. Siendo cierto que entre nosotros también nos contagiamos, esos saltos infecciosos de animales a personas pueden ser muy peligrosos y mortales, como el virus que ahora ha hecho saltar las alarmas, y no hay necesidad de ello.

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