Saber para el futuro

Nadie asume ninguna responsabilidad de los errores en la pandemia

Comenzaré con una pregunta y, después, daré una breve información. Vamos allá. ¿Cree posible que en cualquier momento puede surgir otra pandemia diferente a la de la Covid-19, provocada por algo peligroso, para lo que no estemos preparados? Piense la respuesta concienzudamente. ¿Cómo se le pone el cuerpo? No muy bien, ¿verdad? Porque ¿mira que si ocurriera? Pasemos ahora a la información. El número de patógenos potenciales es muy grande y solo se tienen remedios sobre algunos; así que existen otras muchas posibles enfermedades para las cuales no tenemos respuesta y vete a saber si llegaríamos a superarlas. Por eso, la OMS, a raíz del brote de ébola de 2014-2016 en África, creó un plan -el R & D Blueprint- para atender a las enfermedades que suponen un gran riesgo de salud pública. Pero, cosa curiosa, incluyó una a la que denominó enfermedad X para representar el conocimiento de que una grave epidemia internacional podría ser causada por un patógeno actualmente desconocido. Por tanto, no estamos libres de sucumbir ante un simple bichito que todavía no tiene nombre. Digo todo esto porque lo deseable y absolutamente necesario es que -aparte de lo que aporte la ciencia- se supiera sin ocultamientos todo lo que ha rodeado a esta pandemia, desde las infraestructuras habidas, la adecuación profesional para la misma, las medidas políticas y sanitarias tomadas o los medios de prevención y protección aplicados, entre otras cosas. Y lo es, ni más ni menos, para poder estar en mejor disposición para afrontar los efectos de una posible nueva epidemia que ponga en peligro vidas humanas. Sin embargo, me temo que eso va a ser difícil, porque lo que estamos viendo continuamente es que no paran de echar balones fuera. Nadie asume la responsabilidad de que España tenga, a nivel mundial, una de las tasas más altas de contagiados y de fallecimientos por habitantes, en general, y de sanitarios, en particular. Además, siempre aparece la justificación, como en la declaración del delegado del Gobierno en Madrid ante la juez que investiga sobre el 8-M, de que se actuó según los expertos. A su vez, el portavoz de estos -si es que los hay-, el falible licenciado Simón para satisfacción y comodidad de los manejos de Pedro Sánchez, se escuda unas veces en la OMS, y, otras, en la impredecibilidad de la pandemia. Es como si la culpa de lo acontecido hubiera sido, sencillamente, de la mala suerte, porque aquí todo se ha hecho muy bien y eso es, pese a quien le pese, falso.

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