La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Rocío, el silencio de un rostro

Lástima debería dar quien no haya oído, entre sevillanas, cohetes y vivas, el silencio del rostro de la Virgen del Rocío

Un rostro sabio, el más inteligente y reflexivo que yo conozca. Mirada baja y sonrisa apuntada en el vértice superior de un triángulo perfecto en cuyo centro está el único centro posible del Universo, de la historia, de nuestras vidas: Dios. Una imagen del siglo XIII que atrae multitudes en el XXI. La patrona de una villa de Huelva que atrae gentes de todas las ciudades y pueblos de Andalucía. Sevilla tiene la Virgen de los Reyes, Huelva la de la Cinta, Cádiz la del Rosario, Córdoba la de la Fuensanta, Málaga la de la Victoria, Jaén la de la Capilla, Granada la de las Angustias, Almería la del Mar y todas, la del Rocío. Lo escribo yo, lo saben todos y lo proclamó en la aldea San Juan Pablo II: "El Rocío es el centro de la devoción mariana andaluza". La Virgen del Rocío es, por aclamación, la patrona de Andalucía. Se me escapa por qué los Obispos del Sur tardan tanto en hacerlo oficial.

Este rostro sabio es lo que atrae a su ermita una multitud que al confluir allí alcanza el millón de almas. También otras cosas les atraen, la inmensa mayoría buenas por mucho que los mojigatos se escandalicen ("Los escribas y los fariseos, viéndole comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a sus discípulos: ¿Qué es esto, que él come y bebe con los publicanos y con los pecadores?" Marcos 2:16); y que los tontos de otro signo no se enteren de qué va la cosa ("Algún beato intransigente protesta contra el paganismo que rezuma el festejo y contra la falta de auténtica religiosidad de los romeros. Algún beato del otro lado -que también en el otro lado hay beatería- la señala rencorosamente con el dedo, llamándoles fascistas", Chaves Nogales, Ahora, 9 de junio de 1936).

2.000 años después que los escribas y los fariseos se escandalizaran porque Jesús comía y bebía con pecadores, y 86 años después que Chaves Nogales ridiculizara a los beatos de derechas y de izquierdas, hay quien sigue sin enterarse Quién -no qué: Quién- atrae a la aldea un millón de personas: un rostro sabio, inteligente y reflexivo que impone su íntimo silencio interior aún en medio de la mayor algarabía festiva. El corazón del Rocío es la Virgen, y en el corazón de la Virgen está ese silencio en el que María guardaba todas estas cosas para meditarlas. Lástima debería dar quien no haya oído nunca, entre sevillanas, tamboriles, cohetes y vivas, el silencio del rostro de la Virgen del Rocío.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios