La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

Ricino para Íñigo Errejón

Está perdido el líder más brillante de Podemos: desafía al carismático Iglesias y a la cultura orgánica neocomunista

Habría amenaza en las palabras de Juan Carlos Monedero a Juan Pedro Yllanes, como denuncia el juez excedente sevillano, o habría un malentendido, como replica y explica el ideólogo aparcado de Podemos. ¿Quién puede saberlo? Lo importante es que Yllanes se sintió intimidado, conminado por un personaje de trayectoria antidemocrática a discrepar de la actual mayoría podemita ahora y callar en cuanto ella -la mayoría- se consagre y refuerce.

Lo que ocurrirá en el segundo congreso de Podemos, previsto para mediados de febrero, en buscada coincidencia con el del PP. Vistalegre II lo llaman en la jerga podemita, aunque para algunos va a a ser Vistatriste II. Sin ir más lejos, para Juan Pedro Yllanes y para su jefe de filas, Íñigo Errejón, el niño de la beca, que va a ser derrotado en su apuesta por un partido más abierto, democrático y moderado, que no asuste a esas clases medias sin las cuales no es posible ganar unas elecciones en España.

Es una apuesta, ésta de Errejón, valiente y decidida. El muchacho es probablemente el más brillante de los politólogos que inventaron Podemos y probablemente el que muestra más lucidez en el análisis de la situación política y la elaboración de una estrategia correcta para hacer avanzar al partido de la izquierda radical. Pero lo que tiene enfrente no es moco de pavo. No sólo desafía al líder carismático que arrastra más militancia podemita, sino que también choca con la cultura orgánica de un partido neocomunista criado en el centralismo disfrazado de asambleísmo y la eliminación -política, aclaro- de los disidentes.

Más allá de los insufribles mensajes cursis que intercambian, Pablo Iglesias pretende suministrarle a su actual número dos el aceite de ricino de unas reglas de votación congresuales que le perjudican -a Errejón y los suyos- al vincular proyectos y candidaturas, y es seguro que las impondrá. En cuanto a la cultura interna leninista, ya se ha practicado en la propia comisión de garantías de Podemos - ¡vela por su funcionamiento democrático!-, que ha perdido por dimisión a tres de sus diez miembros, cuya presidenta permite que Ramón Espinar (de Iglesias, como ella) acumule tres cargos, contra lo aprobado por las bases, y se aupó ella misma a la cabeza de la lista tras haber quedado a la cola en las primarias. Así ha llegado a vicepresidenta del Congreso de los Diputados. Un viaje opuesto al que aguarda a Íñigo Errejón en Vistatriste II.

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