Revolución

Les sobrará toda la ciega burguesía catalana que ha apoyado la revolución, creyendo que era otra cosa

Los que crean que lo que culminó ayer en Cataluña es sólo un proceso independentista están muy equivocados. Si repasamos brevemente lo ocurrido hace un siglo exacto en Rusia, veremos que estamos ante un copia y pega de lo sucedido allí en 1917. Un Estado debilitado por sus tensiones territoriales, un rey, el zar, que vive en la inopia y no tiene la menor idea de lo que se cuece bajos sus pies, un presidente del gobierno débil, timorato e incapaz, Kerenski, y enfrente los bolcheviques a lo suyo. ¿Y qué era lo suyo? Muy sencillo está en el manual del revolucionario, es el catón que enseñó Lenin: fomentar las contradicciones del sistema, avivar los fuegos separatistas, prometer independencia, provocar la reacción violenta del Estado, desintegrar la nación y acudir ellos a rescatarla para sojuzgarla cruelmente aún a costa de millones de muertos. En la Unión Soviética la cifra superó los treinta millones en setenta años. En Cataluña no estamos al final de un proceso secesionista, estamos ante los prolegómenos de una acción revolucionaria de largo alcance que se extenderá a Navarra y Vascongadas antes de que cante un gallo. Quién es el zar y quién es Kerenski en esta hora de España ya lo han adivinado ustedes. Quiénes son los bolcheviques está clarísimo: Esquerra Republicana de Cataluña y esencialmente la CUP, Candidatura de Unidad Popular. Sólo el nombre de la agrupación lo dice todo. No se ocultan, no engañan y es de agradecer. Son analfabetos perdidos. Han leído apenas un par de días en sus vidas, pero esas 48 horas se las dedicaron a Lenin y se nota. En estos días han estado organizando Comités de Defensa Revolucionarios en los barrios, ya tienen convocada una huelga general revolucionaria para hoy mismo. ¿Más claro? Blanco y en botella.

El guión es conocido, la película ya la hemos visto: el títere Puigdemont proclamará la independencia y acto seguido los bolcheviques se harán con el poder, con elecciones o sin ellas, y les sobrará toda la ciega burguesía catalana que ha apoyado la revolución, creyendo que era otra cosa, y a continuación estorbarán y serán quitados de en medio. Y llorarán y patearán y pedirán ayuda, pero ya será tarde. La siguiente proyección de esta película será en Vascongadas y Navarra. Allí será Bildu quien partirá el bacalao y mande a paseo a la torpe burguesía independentista vasca. Y es que los revolucionarios no comparten nunca el poder. Y a ver entonces que dice la maldita e hispanófoba prensa europea. Se lo harán en los pantalones porque los siguientes serán ellos. Y entonces aparecerán Rusia y los Estados Unidos. Continuará.

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